Page 890 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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Voltaire, madame de Pompadour, Rousseau, Chatham y Walpole —todos ellos lo
conocieron en persona— compiten entre sí en cuanto a la curiosidad sobre sus
orígenes Sin embargo, durante las numerosas décadas en las que estuvo delante del
mundo, nadie logró descubrir por qué apareció como agente jacobita en Londres,
como conspirador en San Petersburgo, como alquimista y entendido en cuadros en
París o como general ruso en Nápoles […] Una y otra vez se levanta el telón que
envuelve sus acciones y se nos permite verlo tocando el violín en la sala de música de
Versalles, cotilleando con Horace Walpole en Londres, sentado en la biblioteca de
Federico el Grande en Berlín o dirigiendo reuniones iluministas en cuevas a orillas del
Rin». [231]
En general, el conde de Saint Germán ha sido considerado una figura importante
en las primeras actividades de los masones, a pesar de los esfuerzos reiterados —
probablemente con segundas intenciones— por desacreditar su filiación masónica, de
los cuales encontramos un ejemplo en un relato que se publicó en The Secret
Tradition in Freemasonry, de Arthur Edward Waite. Este autor, después de hacer
varios comentarios despectivos sobre él, añade a su artículo la reproducción de un
grabado del otro conde de Saint Germain: aparentemente, no podía distinguir al gran
iluminista del general francés. Falta aún determinar, fuera de toda duda, que el conde
de Saint Germain no solo era masón, sino también templario; de hecho, en sus
memorias, Cagliostro declara directamente que fue iniciado por Saint Germain en la
orden de los Caballeros Templarios. Muchos de los personajes ilustres con los que se
relacionaba el conde de Saint Germain eran masones distinguidos y se han conservado
suficientes documentos acerca de las discusiones celebradas para demostrar que era
un maestro de la tradición masónica. También resulta bastante seguro que estaba
relacionado con los rosacruces y es posible que en realidad fuera el director de esta
orden.
El conde de Saint Germain estaba muy familiarizado con los principios del
esoterismo oriental. Practicaba el sistema de meditación y concentración oriental y en
muchas ocasiones se lo había visto sentado con los pies cruzados y las manos
flexionadas en la postura de un Buda hindú. Tenía un refugio en pleno Himalaya al
que se retiraba de vez en cuando para alejarse del mundo. Una vez anunció que
permanecería en India ochenta y cinco años y que después regresaría al ámbito de sus
labores europeas. En varias oportunidades reconoció que obedecía las órdenes de un
poder superior y mayor que él mismo. Lo que no dijo es que aquel poder superior era
la escuela mistérica que lo había enviado al mundo para cumplir una misión