Page 895 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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XLVII





                                                      Conclusión





  Filipo, rey de Macedonia, con la ambición de conseguir un maestro capaz de impartir
  las ramas superiores del conocimiento a su hijo de catorce años, Alejandro, y con el

  deseo de que el príncipe tuviera por mentor al más famoso y erudito de los grandes

  filósofos decidió ponerse en contacto con Aristóteles y envió al sabio griego la carta
  siguiente: «Muchas gracias, no tanto por su nacimiento como porque haya nacido en

  vuestro tiempo, porque espero que, si es educado e instruido por vos, será digno de

  nosotros  dos  y  del  reino  que  heredará».  Aristóteles  aceptó  la  invitación  de  Filipo,

  viajó a Macedonia en el cuarto año de la centésima octava olimpiada y permaneció
  ocho  años  como  tutor  de  Alejandro.  El  afecto  del  joven  príncipe  por  su  instructor

  llegó a ser tan grande como el que sentía por su padre. Decía que su padre le había

  dado el ser, pero que Aristóteles le había enseñado a saber ser.

       Aristóteles  transmitió  a  Alejandro  Magno  los  principios  básicos  de  la  Sabiduría
  Antigua y a los pies del filósofo el joven macedonio se dio cuenta de la trascendencia

  del  conocimiento  griego,  personificado  en  el  discípulo  inmortal  de  Platón.  Elevado

  por su maestro iluminado al umbral de la esfera filosófica, contempló el mundo de los
  sabios,  un  mundo  que  no  llegaría  a  conquistar  por  culpa  del  destino  y  de  las

  limitaciones de su propia alma.

       En sus horas libres, Aristóteles corrigió y agregó notas explicativas a la Ilíada de

  Homero, y presentó el volumen acabado a Alejandro. El joven conquistador apreciaba
  tanto  aquel  libro  que  lo  llevaba  consigo  en  todas  sus  campañas.  Cuando  derrotó  a

  Darlo, descubrió en medio del botín un espléndido cofre de ungüentos tachonado de

  piedras preciosas; arrojó al suelo su contenido y declaró que por fin había encontrado

  un estuche digno de la edición de la Ilíada de Aristóteles.
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