Page 891 - Las enseñanzas secretas de todos los tiempos
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determinada. El conde de Saint Germain y sir Francis Bacon son los dos principales
emisarios enviados al mundo por la Hermandad Secreta en los últimos mil años.
El escritor teosófico E. Francis Udny cree que el conde de Saint Germain no era
hijo del príncipe Rákóczy de Transilvania, sino que, por su edad, no podía ser otro
que el propio príncipe, del cual se sabía que era de naturaleza mística y
profundamente filosófica. El mismo autor cree que el conde de Saint Germain pasó
por la «muerte filosófica», como Francis Bacon en 1626, como François Rákóczy en
1735 y como conde de Saint Germain en 1784. También piensa que el conde de Saint
Germain era el famoso conde de Gabalis y, como conde Hompesch, fue el último Gran
Maestro de los Caballeros de Malta. Es bien sabido que muchos miembros de las
sociedades secretas europeas han fingido la muerte por diversos motivos. El mariscal
Ney, miembro de la Sociedad de Filósofos Desconocidos, se libró del pelotón de
fusilamiento y, con el nombre de Peter Stuart Ney vivió y dio clases en un colegio de
Carolina del Norte durante más de treinta años. En su lecho de muerte, P. S. Ney le
contó al doctor Locke, el médico que lo atendía, que él era el mariscal Ney de Francia.
Al concluir un artículo sobre la identidad del inescrutable conde de Saint Germain,
Andrew Lang escribió: «¿Murió de verdad Saint Germain en el palacio del príncipe
Carlos de Hesse alrededor de 1780 o 1785? Por el contrario, ¿habrá huido de la prisión
francesa en la que Grosley creyó haberlo visto durante la Revolución francesa? ¿Lo
conoció lord Lytton en tomo a 1860? […] ¿Será él el misterioso asesor moscovita del
Dalai Lama? ¿Quién sabe? Es una quimera de los autores de memorias del siglo
XVIII» [232] .
Episodios de la historia de Estados Unidos
Muchas veces se ha planteado la pregunta de si la visión de la «Nueva Atlántida»
de Francis Bacon habrá sido un sueño profético de la gran civilización que no tardaría
en surgir en el Nuevo Mundo. No cabe duda de que las sociedades secretas europeas
conspiraron para establecer en el continente americano «una nueva nación, concebida
en libertad y consagrada al principio de que todos los hombres son iguales al nacer».
En los primeros años de la historia de Estados Unidos tuvieron lugar dos incidentes
que demuestran la influencia de aquel órgano silencioso que durante tanto tiempo ha
dirigido los destinos de los pueblos y las religiones. Gracias a ellos se crean naciones
como medios para promulgar ideales y, mientras las naciones son fieles a estos
ideales, sobreviven, pero cuando se apartan de ellos, desaparecen como la vieja