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profundidades, convirtiéndose en pequeños hacedores.
Kynes y su gente apartaron entonces su atención de aquellas grandes relaciones y
la centraron en la microecología. Primero, el clima: la superficie de la arena
alcanzaba a menudo temperaturas de 344 a 350 grados (absolutos). A treinta
centímetros de profundidad la temperatura podía ser inferior en 55 grados; a treinta
centímetros por encima podía ser inferior en 25 grados. Hojas o una sombra negra
podían conseguir un descenso de otros 18 grados. Luego, las sustancias nutritivas: las
arenas de Arrakis son principalmente el producto de la digestión de los gusanos; el
polvo (el omnipresente problema) es producido por el constante roce de la superficie,
por la arena frotándose contra si misma. Los granos más gruesos se hallan en los
lados de las dunas no batidos por el viento. Las dunas viejas son amarillas (por la
oxidación), mientras que las dunas jóvenes tienen el color de las rocas, generalmente
gris.
Los lados no expuestos al viento de las viejas dunas fueron los primeros en ser
sembrados. Los Fremen comenzaron con una hierba mutante adaptada a los terrenos
áridos y pobres que producía fibras entrelazadas parecidas a turba, con el fin de fijar
las dunas y privar al viento de su mejor arma: los granos móviles.
Zonas de adaptación fueron desarrolladas así en el lejano sur, fuera de los
observadores Harkonnen. La hierba mutante fue plantada inicialmente en las
pendientes no expuestas al viento de las dunas que se hallaban en el camino de los
vientos dominantes del oeste. Una vez anclada esta cara, la otra cara de la duna crecía
más y más en altura, y la hierba era desplazada hacia esa cara. Sifs gigantes (largas
dunas con crestas sinuosas) de más de 1.500 metros de altura fueron producidas de
esta forma.
Cuando la barrera de dunas alcanzó una altura suficiente, las caras expuestas al
viento fueron plantadas con hierbas largas mucho más resistentes. Cada estructura
con una base seis veces más larga que su altura quedaba así anclada, «fijada».
Entonces se pasó a las plantas de raíces más largas: efímeras (quenopodias, hierba
para el ganado y amaranta para empezar), luego retama, lupino, eucalipto (el tipo
adaptado a los territorios del norte de Caladan), tamarisco enano, pino marítimo, y
luego las verdaderas plantas del desierto: cactus candelabro, saguaro, y bisnaga, el
cactus barril. Y, donde podían crecer, introdujeron salvia, hierba pluma del Gobi,
alfalfa, verbena de arena, prímula, arbustos de incienso, árbol de humo, arbusto
creosota.
Después dedicaron su atención a la necesaria vida animal… criaturas excavadoras
que horadaban el suelo para airearlo: zorro enano, ratón canguro, liebre del desierto,
tortuga de arena… y los predadores para mantener el equilibrio: halcón del desierto,
búho enano, águila y lechuza del desierto; e insectos para llenar los nichos que éstos
no podían alcanzar: escorpiones, ciempiés, arañas, avispas y moscas… y el
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