Page 529 - Dune
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profundidades, convirtiéndose en pequeños hacedores.
               Kynes y su gente apartaron entonces su atención de aquellas grandes relaciones y
           la  centraron  en  la  microecología.  Primero,  el  clima:  la  superficie  de  la  arena

           alcanzaba  a  menudo  temperaturas  de  344  a  350  grados  (absolutos).  A  treinta
           centímetros de profundidad la temperatura podía ser inferior en 55 grados; a treinta
           centímetros por encima podía ser inferior en 25 grados. Hojas o una sombra negra

           podían conseguir un descenso de otros 18 grados. Luego, las sustancias nutritivas: las
           arenas de Arrakis son principalmente el producto de la digestión de los gusanos; el
           polvo (el omnipresente problema) es producido por el constante roce de la superficie,

           por  la  arena  frotándose  contra  si  misma.  Los  granos  más  gruesos  se  hallan  en  los
           lados de las dunas no batidos por el viento. Las dunas viejas son amarillas (por la
           oxidación), mientras que las dunas jóvenes tienen el color de las rocas, generalmente

           gris.
               Los lados no expuestos al viento de las viejas dunas fueron los primeros en ser

           sembrados. Los Fremen comenzaron con una hierba mutante adaptada a los terrenos
           áridos y pobres que producía fibras entrelazadas parecidas a turba, con el fin de fijar
           las dunas y privar al viento de su mejor arma: los granos móviles.
               Zonas  de  adaptación  fueron  desarrolladas  así  en  el  lejano  sur,  fuera  de  los

           observadores  Harkonnen.  La  hierba  mutante  fue  plantada  inicialmente  en  las
           pendientes no expuestas al viento de las dunas que se hallaban en el camino de los

           vientos dominantes del oeste. Una vez anclada esta cara, la otra cara de la duna crecía
           más y más en altura, y la hierba era desplazada hacia esa cara. Sifs gigantes (largas
           dunas con crestas sinuosas) de más de 1.500 metros de altura fueron producidas de
           esta forma.

               Cuando la barrera de dunas alcanzó una altura suficiente, las caras expuestas al
           viento  fueron  plantadas  con  hierbas  largas  mucho  más  resistentes.  Cada  estructura

           con una base seis veces más larga que su altura quedaba así anclada, «fijada».
               Entonces se pasó a las plantas de raíces más largas: efímeras (quenopodias, hierba
           para  el  ganado  y  amaranta  para  empezar),  luego  retama,  lupino,  eucalipto  (el  tipo
           adaptado a los territorios del norte de Caladan), tamarisco enano, pino marítimo, y

           luego las verdaderas plantas del desierto: cactus candelabro, saguaro, y bisnaga, el
           cactus  barril.  Y,  donde  podían  crecer,  introdujeron  salvia,  hierba  pluma  del  Gobi,

           alfalfa,  verbena  de  arena,  prímula,  arbustos  de  incienso,  árbol  de  humo,  arbusto
           creosota.
               Después dedicaron su atención a la necesaria vida animal… criaturas excavadoras

           que horadaban el suelo para airearlo: zorro enano, ratón canguro, liebre del desierto,
           tortuga de arena… y los predadores para mantener el equilibrio: halcón del desierto,
           búho enano, águila y lechuza del desierto; e insectos para llenar los nichos que éstos

           no  podían  alcanzar:  escorpiones,  ciempiés,  arañas,  avispas  y  moscas…  y  el




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