Page 533 - Dune
P. 533
Sin embargo hay una quinta fuerza que ha dado origen a creencias religiosas, pero
su efecto es tan universal y profundo que merece ser considerada aisladamente.
Se trata, por supuesto, de los viajes espaciales… y en cualquier análisis de las
religiones merecen ser escritos así:
¡VIAJES ESPACIALES!
Los logros de la humanidad a través del espacio han dado un sello inconfundible
a las religiones durante los ciento diez siglos que han precedido a la Jihad Butleriana.
Aunque ampliamente extendidos, los viajes espaciales, en los primeros tiempos, eran
lentos, inseguros e irregulares, y antes del monopolio de la Cofradía, eran realizados
confusamente de mil modos distintos. Las primeras experiencias espaciales, sobre las
cuales circulaban pocas informaciones, extremadamente distorsionadas, favorecieron
las más desenfrenadas tendencias a las especulaciones místicas.
Inmediatamente, el espacio dio otro sentido y un sabor distinto a las ideas de la
Creación. Esta diferencia puede ser observada perfectamente en los más importantes
movimientos religiosos de este periodo. En todas las religiones, la esencia de lo
sagrado fue tocada por la anarquía de las tinieblas del espacio.
Fue como si Júpiter y todas las formas descendientes de él se hubieran retirado al
seno de las tinieblas primordiales para ser reemplazadas por una inmanencia
femenina llena de ambigüedad y cuyo rostro estaba compuesto por innumerables
terrores.
Las antiguas fórmulas se mezclaron, interpenetrándose como si se hubieran
adaptado a las necesidades de las nuevas conquistas y a los nuevos símbolos
heráldicos. Fue como una continua interacción entre las bestias demoníacas a un lado
y las antiguas plegarias e invocaciones al otro.
Nunca hubo una decisión definida.
Durante este período, se dijo que el Génesis fue interpretado de nuevo,
permitiendo a Dios decir:
—Creced y multiplicaos, y llenad el universo, y sometedlo, y reinad sobre todas
las especies de bestias extrañas y de criaturas vivientes en las infinitas tierras y
debajo de ellas.
Fue un tiempo de brujas cuyos poderes eran reales. La medida de ello puede
observarse en el hecho de que nunca se vanagloriaron de mantener las teas con sus
manos desnudas.
Luego vino la Jihad Butleriana… dos generaciones de caos. El dios de la lógica
mecánica fue entonces derribado por las masas, y se impuso un nuevo concepto:
«El hombre no puede ser reemplazado».
Esas dos generaciones de violencia constituyeron una pausa talámica para toda la
www.lectulandia.com - Página 533