Page 17 - Escritos sobre ocultismo y masonería
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Ahora  en  nuestro  país,  caída  desde  hace  mucho  en  sopor  la  Orden
                Templaria  de  Portugal,  desaparecida  la  Carbonería  —formada  para  fines
                transitorios,  que  ya  se  realizaron—,  no  existen,  supongo,  aparte  de  otra
                posible Logia martinista o semejante, más de dos asociaciones secretas «de

                esa especie». Una es la Masonería; la otra, esa curiosa organización que en
                una de sus ramas usa el nombre profano de Compañía de Jesús, exactamente
                como en la Masonería la Orden de Heredom y Kilwinning usa el nombre
                profano de Real Orden de Escocia. De los llamados jesuitas no trataré, y por
                tres motivos de los cuales callaré el primero. Los otros dos son: que no creo
                por más razones que una, que ellos corran el riesgo de, aprobado que fuere el
                proyecto, serles aplicadas sus sanciones; y que no creo, sólo por una razón,
                que el Sr. José Cabral haya pretendido que tal aplicación se hiciese. Presumo

                pues  que  el  proyecto  de  ley  del  urgente  diputado  se  dirija,  total  o
                principalmente, contra la Orden Masónica. Como tal lo examinaré.
                      No  hago,  creo,  ofensa  al  Sr.  José  Cabral  en  suponer  que,  como  la
                mayoría  de  los  antimasones,  el  autor  de  este  proyecto  es  totalmente
                desconocedor del asunto Masonería. Lo que sabe de él es hasta, quizá, peor
                que nada, pues, naturalmente habrá nutrido su antimasonerismo de la lectura
                de la prensa llamada católica, donde, hasta en las cosas mas elementales en

                la materia, errores se acumulan sobre errores, y a los errores se junta, con
                mala voluntad, la mentira y la calumnia, sus señoras hijas. No creo que el Sr.
                José Cabral frecuente habitualmente los libros de Findel, Kloss o Gould, o
                que pase sus horas de ocio en la lectura atenta de Ars Quatuor Coronotorum
                o de las publicaciones de la Gran Logia de Iowa. Dudo, inclusive, de que el
                Sr.  José  Cabral  tenga  gran  conocimiento  de  la  literatura  antimasónica  —
                Barruel o Robinson o Eckert— tan admirable, por lo demás, desde el punto
                de  vista  humorístico.  Ni  habrá  tenido  quizá  noción,  siquiera  de  oído,  del

                artículo  célebre  del  Padre  Hermann  Gruber  en  la  Catholic  Encyclopedia,
                artículo citado con elogio en libros masónicos, y en que el doctor jesuita por
                poco no defiende la Masonería.
                      Ahora si el Sr. José Cabral está en ese estado de tinieblas con respecto a
                la naturaleza, fines y organización de la Orden Masónica, supongo que en
                igual  condición  están  muchos  de  los  otros  miembros  de  la  Asamblea
                Nacional, con la diferencia de que no se propusieron legislar sobre la materia

                que  ignoran.  Siendo  así,  ni  el  diputado  exponente,  ni  sus  compañeros  de
                asamblea, estarán tal vez en estado de medir claramente las consecuencias
                nacionales, internas y sobre todo externas, que advendrían da la aprobación
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