Page 172 - Vernant, Jean-Pierre - El universo, los dioses, los hombres. El relato de los mitos griegos
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Gorgonas, «monstruo irresistible que yace en las profun
didades secretas de la tierra» y engendra, además de otras
calamidades, a Cerbero, el perro del Hades, y a Quimera,
con sus tres cabezas, a la que, con la ayuda del caballo Pe
gaso, Belerofonte consigue exterminar. Así pues, Penteo
muere a manos de la descendencia soberana de Cadmo y
de unos personajes nacidos de la tierra, que poseen un as
pecto nocturno y monstruoso. Después de su horrible
muerte, el trono se encuentra vacante. Polidoro sólo lo
ocupa un tiempo muy breve y cede el poder al hijo que le
ha dado Nicteis, Lábdaco -el cojo-, vastago legítimo,
pero cuya filiación es, en efecto, coja, ya que por su padre
Polidoro entronca directamente con Cadmo y con la diosa
Harmonía, pero que por su madre, Nicteis, está emparen
tado con los Espartoi surgidos de la tierra de Tebas, que
nacen completamente armados y con el único objetivo de
guerrear. Lábdaco es demasiado joven, cuando muere su
padre, para asumir las funciones reales.
Por consiguiente, los primeros momentos de la mo
narquía tebana serán inestables y convulsos. Epoca de vio
lencia, desorden y usurpación, en la que el trono, en lugar
de transmitirse de padre a hijo por una sucesión regular y
garantizada, salta de mano en mano como consecuencia
de luchas y rivalidades que enfrentan a los Espartoi entre
sí y contra el poder real legítimo. Cuando, a su vez, desa
parece Lábdaco, el trono está de nuevo vacante. Lo ocu
pan Nicteo y Lico. Lo conservarán largo tiempo, sobre
todo, éste último. Dieciocho años, por lo que sabemos.
Durante ese tiempo, el pequeño Layo está incapacitado
para ejercer la soberanía.
Ambos, Lico y Nicteo, serán eliminados por unos per
sonajes que no son de Tebas y que se llaman Anfión y
Zeto. Llegado el momento, cederán el trono a su propie
tario legítimo. Mientras tanto, durante todo el tiempo
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