Page 174 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 174
ocioso y porque pretendía ir al poniente del Cuzco, que es lo que llaman
Contisuyu, que tiene muchas y grandes provincias. Y porque había de pasar
el gran río llamado Apurímac, mandó hiciesen puente por do pasase su ejér-
cito. Dióles la traza como se había de hacer, habiéndola consultado con al-
gunos indios de buenos ingenios. Y porque los escritores del Perú, aunque
dicen que hay puentes de crizneja, no dicen de qué manera son hechas, me
pareció pintarla yo aquí para los que no las han visto, y también porque fue
ésta la primera puente de mimbre que en el Perú se hizo por orden de los
Incas.
Para hacer una puente de aquéllas, juntan grandísima cantidad de
mimbre, que aunque no es de la misma de España es otra especie, de rama
delgada y correosa. Hacen de tres mimbres sencillas unas criznejas muy for-
gas, a medida del largo que ha de tener la puente. De tres criznejas de a tres
mimbres hacen otras de a nueve mimbres; de tres de aquéllas hacen otras
criznejas que vienen a tener en grueso veinte y siete mimbres, y de tres Je
é~tas hacen otras más gruesas; y de esta manera van multiplicando y engro-
sando las criznejas hasta hacerlas tan gruesas y más que el cuerpo de un
hombre. De éstas muy gruesas hacen cinco criznejas. Para pasarlas de la otra
parte del río pasan los indios nadando o en balsas. Llevan asido un cordel
delgado, al cual atan una maroma como el brazo, de un cáñamo que los in-
dios llaman cháhuar; a esta maroma atan una de las criznejas, y tiran de elfo
gran multitud de indios hasta pasarla de la otra parte. Y habiéndolas pasado
todas cinco, las ponen sobre dos estribos altos que tienen hechos de peñas
vivas, donde las hallan en comodidad, y, no los hallando, hacen los estribos
de cantería tan fuerte como la peña. La puente de Apurímac, que está en
el camino real del Cuzco a Los Reyes, tiene el un estribo de peña viva y el
otro de cantería. Los estribos, hacia la parte de tierra, son huecos, con fuertes
paredes a los lados. En aquellos huecos, de una pared a otra, tiene cada es-
tribo atravesadas cinco o seis vigas, tan gruesas como bueyes, puestas por
su orden y compás como una escalera de mano; por cada viga de éstas
hacen dar una vuelta a cada una de las criznejas gruesas de mimbre de por
sí, para que la puente esté tirante y no se afloje con su mismo peso,
que es grandísimo; pero, por mucho que la tiren, siempre hace vaga y
queda hecho arco, que entran descendiendo hasta el medio y salen su-
biendo hasta el cabo, y con cualquier aire que sea algo recio, se cst:í
meciendo.
Tres criznejas de las gruesas ponen por el suelo de la puente, y l,1s
otras dos ponen por pretiles a un lado y a otro. Sobre las que sirven de
suelo echan madera delgada como el brazo, atravesada y puesta por su
orden en forma de zarzo, que toma todo el ancho de la puente, la cual será
de dos varas de ancho. Echan aquella madera para que guarde las criznejas,
porque no se rompan tan presto, y átanla fuertemente con las mismas criz-
nejas. Sobre la madera echan gran cantidad de rama atada puesta por su
135