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de los Incas. Decían as1m1smo que casaban los príncipes con sus hermanas
por que al heredero le perteneciese el reino tanto por la madre como por el
padre; porque, no siendo así, decían que el príncipe en la herencia bastar-
deaba por la vía de su madre. En tanto rigor como esto ponían la sucesión
y derecho de heredar el reino.
A estas razones añadían otras, y decían que no era de permitir que la
majestad de ser Reina la diesen a mujer alguna que no le perteneciese por le-
gítimo derecho propio, y no por conjunta persona del Rey, ni era justo que,
no siendo ella por sí capaz del reinado, la adorasen y sirviesen otras que en
igual fortuna eran mejores que ella.
Sin la mujer legítima, tuvieron aquellos Reyes muchas concubinas; de
ellas eran de sus parientas dentro y fuera del cuarto grado; otras eran de las
alienígenas. Los hijos de las parientas eran tenidos por legítimos porque no
tenían mezcla de sangre ajena; la cual limpieza se tuvo entre los Incas en
suma veneración, no solamente entre los Reyes, mas también entre todos
los de la sangre real. Los hijos de las mancebas extranjeras eran tenidos por
bastardos, y, aunque los respetaban como a hijos del Rey, no era con el aca-
tamiento y adoración interior y exterior que a los legítimos en sangre, por-
que a éstos los adoraban como a dioses y (a) aquéllos como a hombres. De
manera que el Rey Inca tenía tres suertes de hijos: los de su mujer, que
eran legítimos para la herencia del reino; los de las parientas, que eran le-
gítimos en sangre, y los bastardos, hijos de las extranjer:.s.
CAPITULO X
DIFERENTES MANERAS DE HEREDAR LOS ESTADOS
A FALTA DE los hijos de la legítima mujer, era ley que podía heredar el
mayor de los legítimos en sangre, como heredó Manco Inca a Huás-
car, como se dirá en su lugar, y así sucesivamente los demás a falta del ma-
yor, y en ninguna manera se permitía heredar alguno de los bastardos. Y
no habiendo hijo legítimo en sangre, volvía la herencia al pariente varón
legitimo más cercano.
Por esta ley destruyó Atahualpa toda la sangre real, hombres y mujeres,
como en su lugar cliremos, porque él era bastardo y temía no le quitasen el
reino usurpado y se lo diesen a algún legitimo. Casaban todos los de la
sangre real con sus parientes dentro en el cuano grado, por que hubiese
muchos hijos legítimos en sangre. Reservaban la hermana, cuyo casamiento
no era permitido sino sólo al Rey. Heredaba siempre el reino el hijo mayor,
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