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CAPITULO VI
HACIAN DE VESTIR, ARMAS Y CALZADO PARA
LA GENTE DE GUERRA
S IN EL tributo principal, que era sembrar las tierras, coger y beneficiar los
frutos del Sol y del Inca, daban otro segundo tributo, que era hacer de
vestir y de calzar y armas para el gasto de la guerra y para la gente pobre,
que eran los que no podían trabajar por vejez o por enfermedad. En repartir
y dar este segundo tributo había la misma orden y concierto que en todas
las demás cosas. La ropa, en toda la serranía, la hadan de la lana que el
Inca les daba de sus ganados y del Sol, que era innumerable. En los llanos,
que es la costa de la mar, donde por ser la tierra caliente no visten lana, ha-
cían ropa de algodón de la cosecha de las tierras del Sol y del Inca, que los
indios no ponían más de la obra de sus manos. Hadan tres suertes de ropa
de lana. La más baja, que llaman auasca, era para la gente común. Otra ha-
dan más fina que llaman com pi; de ésta vestía la gente noble como eran
capitanes y curacas y otros ministros, hacíanla de todos colores y labores
con peine, como se hacen los paños de Flandes; era a dos haces. Otra ropa
hacían finísima, del mismo nombre compi; ésta era para los de la sangre
real, así capitanes como soldados y ministros regios, en 1a guerra y en la paz.
Hacían la ropa fina en las provincias donde los naturales tenían más habili-
dad y maña prra la hacer, y la no fina en otras, donde no había tan buena
disposición. La lana para toda esta ropa hilaban las mujeres, y tejían la ropa
basta, que llaman auasca; la fina tejían los hombres, porque la tejen en pie,
y la una y la otra labraban los vasallos y no los Incas, ni aun para su vestir.
Digo esto porque hay quien diga que hilaban los Incas. Adelante cuando
tratemos de cómo los armaban caballeros, diremos cómo y para qué era el
hilar que dicen de los Incas. El calzado hadan las provincias que tenían
más abundancia de cáñamo, que se hace de las pencas del árbol llamado
maguey.
Las armas se hadan en las tierras que tenían abundancia de materiales
para ellas. En unas hacían arcos y flechas, en otras lanzas y dardos, en otras
porras y hachas y en otras hadan hondas y sogas de cargar, en otras paveses
y rodelas. No supieron hacer otras armas defensivas. En suma, cada provin-
cia y nación daba de lo que tenía de su cosecha, sin ir a buscar a tierra aje-
na lo que en la suya no había, que no le obligaban a más. En fin, pagaban
su tributo sin salir de sus casas, que era ley universal para todo el Imperio
que ningún indio saliese fuera de su tierra a buscar lo que hubiese de dar
en tributo, porque decían los Incas que no era justo pedir a los vasallos lo
que no tenían de cosecha, y que era abrirles la puerta para que en achaque
del tributo anduviesen vagando de tierra en tierra, hechos holgazanes.
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