Page 260 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 260
cientas leguas de largo de aquella costa no llueve jamás, ni pasan ríos
por aquellas regiones que hemos dicho. La tierra es muy caliente y toda are-
nales; por lo cual los naturales, buscando humedad suficiente para sembrar
el maíz, acercan sus pueblos lo más que pueden a la mar, y apartan la are-
na superficial que está sobre la haz de la tierra, y ahondan en partes un es-
tado y en partes dos, y más y menos, hasta llegar al peso del agua de la mar.
Y por esto las llamaron hoyas los españoles; unas son grandes y otras son
chicas; las menores tendrán a media hanega de sembradura, y las mayores a
tres y a cuatro hanegas. No las barbechan ní cosechan, porque no lo han
menester. Síémbranlas con estacas gruesas a compás y medida haciendo ho-
yos, en los cuales entierran las cabezas de las sardinas, con dos o tres granos
de maíz dentro de ellas. Este es el estiércol que usan para echar en las semente-
ras de las hoyas, y otro cualquiera dicen que antes daña que aprovecha. Y
la providencia divina, que en toda cosa abunda, provee a los indios y a las
aves de aquella costa con que la mar, a sus tiempos, eche de sí tanta cantidad
de sardina viva, que haya para comer y estercolar sus tierras y para cargar
muchos navíos si fuesen a cogerla. Algunos dicen que las sardinas salen hu-
yendo de las lizas y de otros pescados mayores que se las comen; que sea
de la una manera o de la otra, es provecho de los indios, para que tengan
estiércol. Quién haya sido el inventor de estas hoyas, no lo saben decir los
indios; debiólo de ser la necesidad que aviva los entendimientos, que, como
hemos dicho, en todo el Perú hay gran falta de tierras de pan; puédese creer
que harían las hoyas como hicieron los andenes. De manera que todos uni-
versalmente sembraban lo que habían menester para sustentar sus casas, y
así no tenían necesidad de vender los bastimentas ni de encarecerlos, ni sa-
ben qué cosa era carestía.
CAPITULO IV
COMO REPARTIAN EL AGUA PARA REGAR. CASTIGABAN
A LOS FLO /OS Y DESCUIDADOS
N LAS tierras donde alcanzaban poca agua para regar, la daban por su
E orden y medida (como todas las demás cosas que se repartían), porque
entre los indios no hubiese rencillas sobre el tomarlas. Y esto se hada en los
años escasos de lluvias, cuando la necesidad era mayor. Medían el agua, y
por experiencia sabían qué espacio de tiempo era menester para regar una
hanega, de tierra, y por esta cuenta daban a cada inciio las horas que confor-
me a sus tierras había menester holgadamente. El tomar el agua era por su
221