Page 302 - Comentarios_reales_1_Inca_Garcilaso_de_la_Vega
P. 302
como la que hicieron; con la cual acrecentó el Inca Viracocha su Imperio
hasta los términos posibles, porque al oriente llegaba hasta el pie de la gran
cordillera y sierra nevada, y al poniente hasta la mar, y al mediodía hasta
la última provincia de los Charcas, más de doscientas leguas de la ciudad.
Y por estas tres partes ya no había qué conqustar, porque por la una parte
le atajaba la mar y por la otra las nieves y grandes montañas de los Antis y
al sur le atajaban los desiertos que hay entre el Perú y el reino de Chile. Mas
con todo eso, como el reinar sea insaciable, le nacieron nuevos cuidados de
la parte de Chinchasuyu, que es al norte: deseó aumentar su Imperio lo que
pudiese por aquella banda, y habiéndolo comunicado con los de su Consejo,
mandó levantar treinta mil hombres de guerra y eligió seis Incas, de los más
experimentados, que fuesen con él. Proveído todo lo necesario, salió con
su ejército por el camino de Chinchasuyu, dejando por gobernador de la
ciudad a su hermano, el Inca Páhuac Maita. Llegó a la provincia de Anta-
huailla, que es de la nación Chanca, la cual, por la traición que hicieron al
Inca Y áhuar Huácac en rebelarse contra él, fue llamada traidora por sobre-
nombre, y dura este apellido entre los indios hasta hoy, que jamás dicen
Chanca que no añadan Auca, que quiere decir traidor. También significa
tirano, alevoso, fementido y todo lo demás que puede pertenecer a la tira-
nía y alevosía: todo lo contiene este adjetivo auca. También significa gue-
rrear y dar batalla, por que se vea cuánto comprende el lenguaje común del
Perú con una sola palabra.
Con la fiesta y regocijo que, como gente afligida, pudieron hacer los
Chancas, fue recibido el Inca Viracocha. El cual se mostró muy afable con
todos ellos, y a los más principales regaló, así con palabras como con dádi-
vas; que les dio de vestidos y otras preseas, por que perdiesen el temor del
delito pasado, que, como no había sido el castigo conforme a la maldad, te-
mían si había de llegar entonces o después. El Inca, demás del común favor
que a todos hizo, visitó las provincias todas; proveyó en ellas lo que le pa-
reció convenir. Hecho esto recogió el ejército, que estaba alojado en diver-
sas provincias; caminó a las que estaban por sujetar. La más cercana, lla-
mada Huaitara, grande y muy poblada de gente rica y belicosa, ? que habían
sido del bando de los rebelados; la cual se rindió luego que el Inca Viraco-
cha envió sus mensajeros mandándoles que le obedeciesen, y así salieron
con mucha humildad, a recibirle por señor, porque estaban escarmentados
de la batalla de Yahuarpampa. El Inca los recibió con mucha afabilidad y
les mandó decir que viviesen quietos y pacíficos, que era lo que más le~
convenía.
De allí pasó a otra provincia, llamada Pocra, por otro nombre Hua-
manca, y a otras que se dicen Asáncaru, Parco, Pícuy y Acos, las cuales to-
das se dieron con mucha facilidad y holgaron ser de su Imperio; porque el
Inca Viracocha era deseado en todas partes, por las maravillas que habla
hecho. Habiéndolas ganado, despidió el ejército; ordenó lo que al beneficio
263