Page 19 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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TRAYECTORIA  HISTORICA  DE  GRECIA               9

       con  “derechos  iguales  para  todos”  y  con  una  autonomía  puramente  municipal
       de  las  ciudades  dentro  del  estado  ático,  para  que  el  desarrollo  de  las  fuerzas
       interiores,  apenas  iniciado,  pudiera  hacer  frente  a  los  ataques  coaligados  de  los
       estados  señoriales  que  se  desplegaban  en  torno  suyo,  encabezados  por  Esparta.
       Ahora,  Esparta  estaba  dispuesta  incluso  a  restaurar  los  tiranos  en  Atenas;  las
       demás  ciudades  del  Peloponeso  se  negaron  a  ello  y  sólo  prosiguieron  la  lucha
       los  de  Egina,  que  veían  en  Atenas  un  rival  temible  en  el  mar.  Para  defenderse
       contra  la  flota  de  los  eginetas,  más  fuerte  que  la  suya,  Atenas  hubo  de  ordenar
       que volvieran  a  sus  puertos  las  naves  enviadas  en  ayuda  de  los  jonios,  ayuda  que
       después de la caída de Mileto, la exponía a la venganza del rey persa.
           El ejército de  tierra y la  flota  de los  persas avanzaban  desde el  Helesponto,  a
       lo  largo  de  la  costa,  sometiendo  a  su  poderío  a  las  ciudades  griegas  de  aquel
       litoral,  a  los  tracios  del  interior  y  al  rey  de  Macedonia.  Los  nobles  de  Tesalia
       procuraban hacerse  gratos  al  invasor y  ganar  su  amistad,  y lo  mismo  las  dinastías
       reinantes  en  Beocia,  llenas  de  encono  contra  Atenas.  Los  heraldos  del  gran  rey
       recorrían  las  islas  y  las  ciudades,  reclamando  para  su  señor  la  tierra  y  el  agua;
       los  enviados  a  Atenas  fueron  precipitados  desde  lo  alto  de  una  roca.  Otro  tanto
       hicieron  los  espartanos,  y esto  dió  un  enemigo  común  a  las  dos  potencias  empe­
       ñadas  hasta  hacía  poco  en  una  lucha  intestina.  Sin  embargo,  cuando  los  persas,
       avanzando  hacia  Eubea  para  destruir  Eretria,  desembarcaron  en  las  costas  de
       Atica,  cerca  de Maratón,  Esparta  no  se  apresuró  a  escuchar la  llamada  de  auxilio
       de  Atenas.  Los  únicos  helenos  que  corrieron  al  lado  de  los  atenienses  fueron  los
       píateos.  La  jornada  de  Maratón  salvó  a  Atenas  y  a  la  Hélade.
           Pero  aquello  sólo  era  una  primera  victoria  defensiva.  Atenas  debía  estar
       preparada  para afrontar  nuevos  y  más  graves  peligros.  Los  caminos  que  era  nece­
       sario  seguir  para  salir  al  paso  de  ellos  fueron  señalados  por  Temístocles,  el  más
       grande  estadista  que  jamás  tuvo  Atenas,  tanto  por  la  audacia  de  sus  ideas  como
       por la  energía  con  que  sabía  ponerlas  en  práctica.
           Sobre  todo,  y no ya  por  segunda  vez,  los  bárbaros  lograron  desencadenar  un
       súbito ataque por mar contra el Atica;  todo  el  porvenir de  Atenas,  lo  mismo  que
       el de Esparta y el Peloponeso, su salvación o  su ruina,  dependían  de  que  cerrasen
       a  la  prepotencia  enemiga  el  camino  más  corto,  que  era  el  del  mar.  Los  estados
       marítimos  de la  Hélade,  Egina,  Corinto,  Atenas,  no  reunían  entre  todos  ellos  ni
       el número de buques de guerra con que los helenos  del Asia Menor habían  engro­
       sado  la  flota  persa.  A propuesta  de  Temístocles  —la  plata  de  las  minas  láuricas
       suministró  los  recursos  necesarios  para  ello—  fué  triplicada  la  flota  de  Atenas,
       se construyó  un sólido puerto  de guerra en el  Pireo y se levantaron  en poco  tiem­
       po las  largas  murallas  que  unían  a  la  ciudad  con  su  base  naval.  La  disposición
       por  virtud  de  la  cual  los  ciudadanos  pobres  no  obligados  a  servir  en  el  ejército
       como  hoplitas  fueron  incorporados  a  la  flota  como  remeros,  compartiendo  así
       el  deber  y  el  honor  del  servicio  militar,  vino  a  reforzar  el  carácter  democrático
       de  la  constitución  ateniense,  a  la  par  que  ponía  en  manos  de  la  democracia  la
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