Page 29 - Droysen, Johann Gustav - Alejandro Magno
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TRAYECTORIA HISTORICA DE GRECIA 19
Tebas soportó durante tres años los harmostas espartanos, la guarnición
espartana destacada en la ciudadela de Cadmea, el insolente despotismo de la
oligarquía entronizada bajo su protección, nuevas y nuevas ejecuciones y depor
taciones. Por fin, los emigrados lanzáronse a la arriesgada empresa de la libe
ración de su ciudad-patria; la asaltaron bajo el mando de Pelópidas y por medio
de una traición venturosamente realizada, asesinaron a los oligarcas y llamaron
al pueblo para que les ayudase a defender la democracia y a restaurar el antiguo
poder de la ciudad sobre Beocia. Al sumarse a él Epaminondas, aquel estadista
noble, de espíritu filosófico y liberal, en cuya mente cobraba vida la bella irtia-
gen de un gran porvenir, adquirió el movimiento su impulso ideal. La guarnición
de la Cadmea hubo de batirse en retirada, las ciudades de Beocia a las que “la
paz del gran rey” otorgara la autonomía fueron obligadas a entrar de nuevo en
la federación beocia y a las que se negaron a hacerlo, Orcomenos, Tanagra,
Platea y Tespias, se las redujo por la fuerza armada, sus murallas fueron des
truidas, sus comunidades disueltas y sus ciudadanos deportados.
' En vano intentaron los espartanos crear dificultades. Diéronse perfecta
cuenta del peligro, al ver cómo Atenas se iba recuperando y se disponía a crear
rápidamente una nueva flota, una nueva simaquia, pero con la divisa de la auto
nomía. Tebas extendía ya su acción fuera de las fronteras, intentaba obligar a
los focenses a ingresar en la nueva liga, y se aliaba con Jasón de Feres, que
había sabido arrancar a los dinastas el poder sobre la Tesalia y abrigaba el desig
nio de vincular a su persona el poder militar permanente. Los estrategas ate
nienses derrotaron a la flota de Esparta cerca de Naxos y la batalla de Leuctra
abrió a Tebas el camino hacia el Peloponeso, donde, al desaparecer el miedo a
los espartanos, empezaba a manifestarse una vida agitada y ruidosa; bajo la
protección de las armas victoriosas de Tebas, fué abatido en todas partes el yugo
de la oligarquía, las aldeas dispersas uniéronse para formar comunidades urbanas
y hasta los esclavizados mesemos volvieron a conocer la libertad y restauraron
su estado.
Esta victoria de Atenas se debió a una rápida y hábil medida financiera, si
bien es cierto que esta medida se tradujo también, en el interior, en resultados
que apenas dejaron en pie más que la forma y la apariencia de la democracia.
Los ciudadanos ricos, divididos en grupos en los que los de mayores fortunas
adelantaban los medios y asumían la dirección de la empresa, suministraron, a
base de un nuevo censo, los recursos necesarios para construir una nueva flota
y enrolar mercenarios para el ejército. El demos no tuvo nada que oponer a
esta plutocracia, que no le costaba nada, y la veía con tanta mayor compla
cencia cuanto que la victoria naval de Naxos sentó las bases para una nueva
liga marítima que representaba poder, pagos en dinero y colonias para el día de
mañana. Las islas y las ciudades del litoral ingresaron de buen grado en
esta liga, que prometía protección y tenía por base, de un modo muy expreso, la
autonomía ordenada por el rey persa. De este modo, Atenas intentó crear, a
modo de fiel de la balanza, entre el poder de Esparta, que ¿ba declinando, y el