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TRAYECTORIA HISTORICA DE GRECIA 15
tiranía de Dionisio mediante el asesinato del mediador enviado de Corinto; pero
lo más indignante de esto era que los espartanos, para reducir a la obediencia a la
Elida, llevasen la guerra al país de la paz de los dioses, asolándolo y desintegrán
dolo en cantones.
Es cierto que en la ciudadela de Susa, recordando aquella otra expedición
griega que había llegado casi hasta Babilonia, se contemplaba con cierta apren
sión la marcha de las tropas acaudilladas por Agesilao y que no se escapaba a la
atención el peligro todavía mayor que representaba la posibilidad de una nueva
sublevación del Egipto, país con el que Esparta se puso en contacto inmediata
mente, pero un emigrado ateniense llamado Conon, uno de los diez estrategas
de las Arginusas, ofreció inmediatamente un plan eficacísimo de defensa. El
sátrapa Farnabazo consiguió el dinero necesario para inducir a los estados más
importantes de la Hélade a lanzarse en guerra abierta contra Esparta y crear,
al mismo tiempo, una flota que, bajo la dirección del propio Conon, acabaría
con el poder marítimo de los espartanos. Tremolando de nuevo la bandera de
la liberación y constituidas en liga helénica, Corinto, Tebas, Atenas y Argos
se levantaron contra Esparta; su primera victoria fué seguida por el precipitado
retorno de Agesilao, el cual, gracias al resultado de la batalla de Coronea, pudo
abrir a sus tropas la retirada a través de Beocia. Pero Conon había derrotado ya
a los espartanos y destruido la mitad de sus naves. Después de esto, Farnabazo
ordenó que su flota se hiciese a la vela hacia Grecia, proclamando por donde
quiera que pasaba que su bandera no era la servidumbre, sino la libertad y la
independencia; desembarcó con su tropa en Citera, muy cerca de las costas de
Laconia, se presentó más tarde en el istmo, ante el consejo confederal de los
helenos, exhortando a la necesidad de proseguir ardientemente la lucha y, para
poder retornar a su suelo patrio, entregó la mitad de la flota a Conon, quien
ahora se apresuró a marchar a Atenas para restaurar con dinero persa las largas
murallas, crear una nueva flota ateniense y reclutar un ejército de mercenarios;
el arma ligera de los peltastos, inventada y perfeccionada por Ifícrates, superó el
arte táctica de los espartanos.
Había llegado la hora de que Esparta hiciese cambiar el curso de las cosas.
El medio para ello estaba al alcance de la mano; si dejaba de circular el dinero
persa, podía estar segura de que el entusiasmo y el poder de los enemigos de
Esparta cesarían. Antálcidas, enviado a Susa por los espartanos, logró triunfar
de Conon; el gran rey envió a los helenos la siguiente “orden” : “Consideraba
justo que fuesen declaradas como de su pertenencia las ciudades de Asia y, entre
las islas, las de Chipre y Clazomene y como pertenecientes a los atenienses las
de Lemnos, Imbros y Sciros, teniéndose a todas las demás ciudades helénicas,
grandes y pequeñas, como autónomas; a quienes no aceptasen esta paz los com
batiría por tierra y por mar, ayudando con barcos y con dinero a quienes estu
viesen dispuestos a acatarla.” Antálcidas surcó las aguas de las Cicladas al mando
de una poderosa flota formada por naves que le habían suministrado las ciu-