Page 296 - DERECHO INDÍGENA Y DERECHOS HUMANOS EN AMÉRICA LATINA (1988)
P. 296
circulación de información y los gravísimos casos de torturas, ejecuciones
sumarias y desapariciones.
El Perú afronta una de las más graves y serias crisis, cuyas consecuencias serían
imprevisibles si no estuviéramos en capacidad de analizarla, meditarla y buscar
soluciones. S están conmoviendo profundamente las bases mismas de todos
nuestros sistemas en todos sus aspectos; económico, político, social, jurídico.
Esta situación exige tomar la iniciativa, encontrando la respuesta apropiada a cada
reto que se plantea y debe ser pronta, inmediata, antes de que sea demasiado
tarde. Los pueblos del Perú están ansiosos de vivir en paz, en armonía, sin temor,
y así como estamos no se logrará la paz ni se ejercitará la libertad, si no se
43
alcanza la Justicia .
Éste es el marco político concreto en el cual se ubica la discusión actual de
los derechos humanos y de los derechos étnicos de los pueblos indígenas del
Perú. Una "coyuntura" de los últimos cuatro años de un régimen que goza de las
características formales de la "democracia", que expresa con su discurso propio y
su modo peculiar de gobierno las seculares contradicciones fundamentales de un
país irresuelto y desgarrado, de una nación de naciones, etnias y clases
oprimidas: en franca rebeldía y revolución algunas, en clandestinaje cultural y
político otras o en la disensión y en la organización de su defensa y resistencia.
Agenda mínima
En este contexto la necesaria presentación de los elementos para el
establecimiento de una agenda mínima de derechos para las etnias del país corre
el riesgo de ser un ejercicio de especulación o de la fantasía.
Todo indica que la viabilidad de un ordenamiento del Estado nacional según
una modalidad multiétnica debe transitar necesariamente por un consenso (una
contra-hegemonía) popular que recoja las aspiraciones y peculiaridades de todos
los pueblos del país, expresado en una legislación sobre la diversidad. La contra-
hegemonía debe constituir la convergencia de la mayoría popular en un proyecto
de nación en el que la desigualdad es derrotada a través de la afirmación de la
diversidad, de la redistribución igualitaria de los recursos y del poder, del
establecimiento de un programa de reconstrucción nacional y cultural que opte por
la independencia y la creatividad autónoma. En un proyecto de esta naturaleza, de
desarrollo autosuficiente y autocentrado, el establecimiento de un sistema
coherente de derechos étnicos se transforma no solamente en una cuestión de
racionalidad social y cultural, sino en una necesidad de “estilo y opción
tecnológica” independiente, pues las etnias nacionales (y el “pueblo profundo” en
general, según la expresión de A. Abdel-Malek) se torna en el reservorio natural y
complementario de iniciativas culturales, tecnológicas, organizativas y productivas.
43
Dr. José María Gálvez Vega, presidente de la Corte Suprema de Justicia, agosto de 1983. citado
en García Sayán. s.f., p. 59
296