Page 50 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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PROTOCOLO XV.
Golpe de estado mundial en un solo día.- Las sentencias de muerte.- La futura
suerte de los Francmasones.- Carácter místico del poder.- Multiplicación de las logias
masónicas.- El gobierno central de los sabios.- Al asunto Azeff.- La Francmasonería,
guía de todas las sociedades secretas.- Importancia del éxito público.- El
colectivismo.- Las víctimas.-Sentencias de muerte de los Francmasones.- Desprestigio
de las leyes y de la autoridad.- La predestinación.- Brevedad y claridad de las leyes del
futuro reino.-Obediencia a la autoridad.- Medidas contra el abuso del poder.-
Crueldad en los castigos.- Límite de edad para los jueces.- El liberalismo de los jueces y
del poder.-El dinero del mundo.- Absolutismo de la Masonería.- Derecho de Casación.-
Aspecto patriarcal del futuro gobierno.- Deificación del mismo.- El derecho del más
fuerte, derecho único. - El rey de Israel, patriarca del Mundo.
Cuando al fin comencemos a reinar con la ayuda de golpes de estado
preparados en todas partes para el mismo día, después de la confesión definitiva de
la nulidad de todos los gobiernos existentes (y para que esto llegue pasará todavía
algún tiempo, tal vez un siglo), impediremos que se conspire contra nosotros. Para
ello condenaremos a muerte a todos aquellos que acojan nuestro advenimiento al
poder con las armas en la mano.
Toda creación de una nueva sociedad secreta, sea la que fuere, será
castigada con la pena de muerte. Las que existen ahora y que nos son conocidas,
quedarán igualmente abolidas, no obstante que nos han servido y tienen aún que
servirnos, y serán desterradas a los continentes más lejanos de Europa. Ésta es la
conducta que habremos de seguir con los Francmasones Gentiles que saben
demasiado; a los que perdonemos por cualquier razón, los mantendremos bajo un
perpetuo terror del destierro. Promulgaremos una ley, según la cual, todos los
antiguos miembros de sociedades secretas deberán abandonar a Europa, centro de
nuestro gobierno. Las resoluciones de nuestro gobierno serán definitivas y sin que
quepa apelación contra ellas. En las sociedades cristianas en las que hemos
sembrado tan profundas raíces de discusiones y protestas, no se puede restablecer
el orden, sino por medidas muy severas y que manifiesten un poder inflexible; es
inútil tomar en cuenta el número de víctimas que caigan en vista del bien que de
tales castigos ha de resultar.
El deber de todo gobierno que tiene conciencia de su personalidad y de su
ser es no solamente gozar de los privilegios, sino cumplir los deberes que como
gobierno tiene y procurar el bien común, aunque sea a costa de enormes sacrificios.
Para que un gobierno sea verdaderamente fuerte, inconmovible, es necesario que
haga brillar el prestigio de su poder, lo que no se obtiene sino por la inflexibilidad
majestuosa de su fuerza, que ha de llevar consigo las señales de la inviolabilidad
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