Page 52 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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No podéis imaginaros cómo se puede llevar a los Gentiles más inteligentes
                  hasta la más inconsciente simplicidad a condición de dejarlos satisfechos de sí
                  mismos y al mismo tiempo, cuán fácil es desanimarlos con el más insignificante
                  fracaso, aunque no sea sino negándoles el aplauso, y lo fácil que es someterlos a la
                  más servil obediencia a fin de obtener un nuevo éxito...

                         Mientras los nuestros tienen en poco el éxito con tal que logren realizar sus
                  designios, los Gentiles están prontos a sacrificar todos sus proyectos a cambio de un
                  éxito ruidoso. Esta psicología nos facilita notablemente el trabajo de dirigirlos.
                  Tigres en apariencia, tienen almas de cordero y sus cabezas están completamente
                  vacías. Les hemos dado como distintivo bufonesco el sueño o desvarío de la
                  absorción de la individualidad humana por la unidad simbólica del colectivismo; y
                  ellos no han comprendido, ni comprenderán en mucho tiempo, que esta bufonada
                  es  una  violación  evidente  de  la  más  importante  de  las  leyes  de  la  naturaleza,  que
                  creó después del primer día de la creación, cada ser distinto de los demás,
                  precisamente para que su distinción afirmara su individualidad. El que nosotros
                  hayamos podido inducirlos a aceptar ciegamente esta necedad ¿no prueba con
                  evidencia palpable hasta qué punto su inteligencia es inferior a la nuestra? Esta
                  circunstancia es la principal garantía de nuestros éxitos. ¡Con qué claridad vieron las
                  cosas nuestros sabios al decir que para llegar a nuestro fin no debíamos detenernos
                  ante los medios ni contar el número de víctimas sacrificadas! ¡NOSOTROS NO
                  HEMOS    CONTADO       A  LOS    IMBÉCILES      GENTILES     Y  AUNQUE    HAYAMOS
                  SACRIFICADO A MUCHOS DE LOS NUESTROS, HEMOS DADO SOBRE ESTA TIERRA A
                  NUESTRO PUEBLO UN PODER QUE JAMÁS SE HABRÍA ATREVIDO A SOÑAR! Las
                  víctimas, relativamente pocas de los nuestros, lo han salvado de su ruina. La muerte
                  es el fin inevitable de todos. Mejor es acelerar el fin de aquellos que ponen
                  obstáculos a nuestra obra, que no el de nosotros que somos los que a esa obra
                  hemos   dado  el  ser.  A  los  Francmasones  les  damos  muerte  de  manera  que  nadie,
                  excepto sus hermanos, ni aun las mismas víctimas, pueden sospechar de su
                  condenación; todos mueren. Cuando es necesario, como de una enfermedad
                  natural... Sabiendo esto, ni la hermandad misma se atreve a protestar. Estas
                  medidas han desterrado y extirpado de la masonería todo germen de protesta.

                         A pesar de que a los Gentiles predicamos el liberalismo, a nuestro pueblo y a
                  nuestros agentes los tenemos bajo una obediencia absoluta. Gracias a nuestra
                  influencia, la ejecución de las leyes de los Gentiles ha quedado reducida al mínimo. El
                  prestigio de la ley está minado por las interpretaciones liberales que nosotros
                  hemos introducido. En las causas y cuestiones políticas y de principios, los tribunales
                  deciden como nosotros les ordenamos; ven las cosas a la luz que nosotros les
                  presentamos. Para todo esto nos servimos, como intermediarios, de personas con
                  las que nadie cree que tenemos nada de común; nos servimos de la opinión, de la
                  prensa y de otros medios. Los senadores mismos y la administración superior
                  aceptan ciegamente nuestros consejos. La inteligencia netamente animal de los
                  Gentiles es incapaz de análisis y observación, y más todavía, de prever hasta dónde
                  puede llegar una cierta manera de presentar las cuestiones. En esta diferencia de
                  aptitudes que hay entre nosotros y los Gentiles para pensar, se puede ver
                  claramente el sello de nuestra elección y la marca de nuestra humanidad.






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