Page 54 - LOS PROTOCOLOS DE LOS SABIOS DE SION
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preocuparse   de  hacerles  comprender    el  fin  para  que  tales  cargos  han  sido
                  establecidos. Por eso los gobiernos se destruyen a sí mismos con sus propias
                  fuerzas y con los actos de su administración. Saquemos, pues, del resultado ya
                  conocido de estos actos una lección más para nuestro gobierno.

                         Desterraremos el liberalismo de todos los cargos importantes de nuestra
                  administración; de esto dependerá la educación de nuestros subordinados con
                  relación al orden social. A esos cargos serán admitidos solamente los que hayan sido
                  educados para ellos por nosotros. Se nos podrá objetar que el retiro de los
                  funcionarios ocasionará fuertes gastos al Erario. Respondemos que previamente se
                  les proporcionará un empleo particular para compensarlos del que se les quita en la
                  administración pública; y en segundo lugar, que estando en manos de nuestro
                  gobierno todo el dinero del mundo, éste no teme los gastos excesivos.

                         Nuestro absolutismo será consecuente en todo. Por esta razón nuestra
                  poderosa voluntad será respetada y ejecutada sin objeción alguna siempre que
                  ordenemos. No tendrá en cuenta murmuraciones ni descontentos; cualquier
                  rebeldía será reprimida con castigos ejemplares. El derecho de casación quedará
                  abolido, sin que nadie, sino nosotros, los gobernantes, pueda recurrir a él, porque
                  no debemos permitir que nazca en el pueblo la idea de que haya podido dictarse
                  una sentencia injusta por jueces que han sido nombrados por nosotros. Si algo de
                  esto llegase alguna vez a suceder, nosotros mismos casaremos la sentencia; pero
                  aplicando al mismo tiempo al juez un castigo tan ejemplar, por no haber sabido
                  comprender su deber y su cargo, que semejantes casos no se repetirán.

                         Una vez más insisto en que nosotros tendremos conocimiento de todos los
                  pasos de nuestra administración, que basta vigilar para que el pueblo esté contento
                  de nosotros, porque hay derecho de exigir a un buen gobierno buenos funcionarios.
                  Nuestro gobierno tendrá, por su parte, cierta semejanza con una tutela patriarcal o
                  paternal.  Nuestro  pueblo  y  nuestros  súbditos  verán  en  él  un  padre  que  conoce  a
                  fondo todas las necesidades, todos los actos, todas las relaciones de sus súbditos
                  entre sí y con el gobierno. Con esto, los súbditos se penetrarán de tal manera del
                  pensamiento de que es imposible evadir esta tutela y dirección, si quieren gozar de
                  paz  y  de  tranquilidad,  que  reconocerán  la  autocracia  de  nuestro  gobierno  con  un
                  respeto que toque en adoración, principalmente cuando se convenzan de que
                  nuestros funcionarios no deben al pueblo el cargo que desempeñan y en
                  desempeñarlo no hacen más que cumplir ciegamente las leyes. Quedarán contentos
                  nuestros súbditos de que hayamos reglamentado todo en su vida social, como lo
                  hacen los padres prudentes que quieren educar a sus hijos en el sentimiento del
                  deber  y  de  la  obediencia.  Pues,  los  pueblos  con  relación  a  nuestra  política,  y  sus
                  secretos, son hijos menores eternamente, como ahora lo son los actuales
                  gobiernos.

                         Como veis, yo establezco como base de nuestro despotismo el derecho y el
                  deber:  el  derecho  de  exigir  el  cumplimiento  del  deber,  es  el  primer  deber  de  un
                  gobierno, que es un padre para sus súbditos. Él tiene el derecho del más fuerte, y
                  debe  usar  de  él  para  dirigir  a  la  humanidad  hacia  el  orden  establecido  por  la
                  naturaleza, hacia la obediencia. En el mundo todo obedece, excepto el hombre, a lo





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