Page 115 - Mahabharata
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1. El comienzo                                                                            95


                   —Por favor, cesa de llorar, no sufras más; estas ceremonias fúnebres son innecesarias
               porque los pandavas no han muerto.

                   Bhishma se quedó atónito al escuchar las palabras de Vidura, el cual a continuación
               le relató la historia de lo que verdaderamente había ocurrido. Y luego añadió:
                   —Este complot fue planeado por el rey, su hijo Duryodhana y Sakuni. Ahora están
               muy felices porque creen que nadie sabe que ellos han sido los responsables. Pero yo lo
               sé, y sé que los pandavas están a salvo y que ahora se dirigen hacia Sidhavata, un bosque
               que se encuentra al sur del Ganges. Cuando llegue el momento adecuado resurgirán de
               la oscuridad como la Luna llena y llegará el día en que serán los gobernantes de este
               mundo. Pero debemos esperar porque muchas cosas han de suceder aún antes de que
               llegue ese momento.
                   Bhishma se alegró al oír las palabras de Vidura, sorprendido por su sabiduría y la
               amplitud de su perspectiva. Luego regresaron al palacio.
                   Nadie les había escuchado. El rey y sus hijos estaban ahora muy satisfechos. Sentían
               que sus días de preocupación habían concluido para siempre.


                                                       Capítulo XXX
                                           LOS PANDAVAS EN EL BOSQUE


                     ESPUÉS de cruzar el río Ganges, los pandavas se dirigieron hacia el sur y en esta
               D dirección avanzaron hasta que llegaron a Sidhavata. Estaban extremadamente
               sedientos y cansados. Todos los hermanos, menos Bhima, estaban extenuados, por lo
               que le dijeron:
                   —Bhima, el camino es muy largo y estamos cansados, aún tenemos que recorrer una
               enorme distancia. Por favor, ¿puedes ayudarnos otra vez?
                   Bhima, tan servicial como siempre, cargó con ellos igual que lo hiciera cuando iban
               por el túnel, y con sus largos pasos continuó avanzando hacia el sur. El hijo de Vayu
               avanzaba aún más rápido que su padre. Su intención era estar lo más lejos posible de
               Varanavata para cuando rompiese el nuevo día, pues los espías de Duryodhana estaban
               por todas partes.
                   La amarga noche ya había pasado y los pandavas ya se encontraban a una enorme
               distancia de la ciudad de Varanavata. Kunti, que estaba extremadamente cansada, dijo:

                   —Estoy muriéndome de sed, ya no puedo dar un paso más sin agua. Me echaré a la
               sombra de algún árbol porque estoy rendida de agotamiento. Ya no me importa si los
               kurus nos capturan pues me siento completamente exhausta.
                   Bhima entonces los llevó a un prado cercano y les dijo:
                   —Debéis descansar todos aquí. Tiene que haber agua por estos parajes, puedo oír el
               murmullo de un arroyo.
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