Page 207 - Mahabharata
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2. El salón 187
¡mira cómo este animal ha traído a rastras a Draupadi hasta el salón! ¿Crees que puedo
soportar esto? Ya no lo aguanto más. Shadeva, tráeme fuego, tengo que quemar las
manos de mi hermano.
Arjuna se sentía apenado contemplando la ira de Bhima al igual que por su querido
hermano mayor que estaba de pie ante él con la cabeza gacha. Hasta ayer era rey y hoy
se había convertido en esclavo de los kurus. Arjuna dijo a Bhima:
—¿A qué se debe esta reacción tuya? ¿qué es lo que te ocurre? Nunca antes fuiste tan
severo con tu hermano. Siempre le trataste con el respeto que se debe a un padre. A lo
que Bhima contestó:
—Cierto, antes le respetaba pues era diferente. Mas ahora merece que quememos sus
manos por lo que ha hecho, y le echemos de aquí. Observa esta escena, ¿no te hierve la
sangre? ¿puedes soportarlo?
Arjuna le tranquilizó, diciendo:
—Por supuesto, yo también estoy enfadado, pero ¿no ves acaso que Yudhishthira
está también muy apenado? Está ardiendo encolerizado consigo mismo; él mismo se
quemaría las manos si pudiera. Está totalmente destrozado. No aumentes su desgracia
lanzando tu rabia contra él. Los kurus siempre han querido vernos pelear; mas hasta
ahora siempre hemos permanecido unidos como si fuéramos uno solo. Si te rebelas
contra nuestro querido hermano, sus deseos se verán cumplidos. Creo que ya están
suficientemente contentos con lo sucedido. No aumentes más su dicha, peleando contra
tu hermano.
Las palabras de Arjuna no pudieron apaciguar la ira de Bhima, pero consiguieron
que se controlara. Era un espectáculo tremendo ver a Bhima conteniéndose por no lanzar
su maza contra las cabezas de Duryodhana y Dussasana. Jadeaba reprimiendo su furia,
pero tenía que conservar la serenidad.
Capítulo XIV
DRAUPADI ES ULTRAJADA EN LA CORTE
IENDO la condición en que se encontraban Draupadi y los pandavas, Vikarna, uno
V de los hijos de Dhritarashtra se sintió conmovido y levantándose, dijo a Draupadi:
—Tienes razón, no existe justicia en esta sala. Todos los que estamos aquí merecemos
ser arrojados al infierno por tamaño crimen. Aquí están Bhishma, Drona, Dhritarashtra,
junto con todos los ancianos y hombres justos que están presentes, ninguno de ellos puso
en tela de juicio el hecho de que Yudhishthira te propusiera como apuesta. Incluso ahora,
¿por qué permanecéis callados? ¿Acaso no hay nadie entre vosotros que tenga suficiente
coraje para decir la verdad, desafiando a Duryodhana?