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bueno que sería la encarnación del señor del Dharma. El gozo de Satyavati era inmenso,
Vyasa añadió:
—La madre de la criatura no será Ambika pues anoche me envió su doncella en lugar
de ella. Y, por lo que a mí respecta, por favor no me pidas que vuelva a hacerlo, pues,
para un hombre como yo que ha renunciado al mundo, no sería correcto tener relaciones
con una mujer más de tres veces. Accedí a ello porque eres mi madre y me lo ordenaste,
pero, por favor, no me lo vuelvas a pedir más.
Con estas palabras de despedida el gran Vyasa partió rumbo a las cumbres de los
Himalayas para reemprender su práctica de austeridades.
Capítulo XI
LAS BODAS DE PANDU Y DHRITARASHTRA
OR fin nació el tercer descendiente, el cual recibió por nombre Vidura. Bhishma
P tuvo que asumir nuevamente el papel de regente hasta que los nuevos príncipes
alcanzaran edad suficiente para gobernar el reino.
Y mientras pasaban los años, Bhishma les enseñaba todo aquello que un kshatrya
debía saber. El primero de los príncipes, Dhritarashtra, estaba dotado de una fuerza
fuera de lo normal, mientras que el segundo, Pandu, demostró ser un maestro en el uso
del arco. Vidura por su parte era el más sabio de los tres. Una vez alcanzada la madurez,
Bhishma nombró a Dhritarashtra heredero legítimo al trono. Pandu, el maestro de las
armas, fue designado como el general del ejército, mientras que a Vidura se le asignó las
funciones de ministro del rey. Dado que Dhritarashtra era ciego no podía gobernar el
reino, así que Pandu asumió el gobierno del reino con la asistencia de Vidura.
Los tres muchachos habían alcanzado ya su juventud y la preocupación más inmedi-
ata de Bhishma era encontrar esposas para ellos. Y oyó que Subala, el rey de Gandhara,
tenía una hija muy bella y fiel, que además tenía fama de ser muy devota de Sankara.
También la hija del rey de Madrás era de una dulzura y belleza extraordinarias. Bhishma
comentó el hecho con Vidura recomendándolas como las esposas apropiadas para los
príncipes, a lo que Vidura le contestó:
—Para nosotros tú eres como nuestra madre, nuestro padre, nuestro guru, nuestro
todo. Lo que tú decidas para nosotros será siempre lo mejor.
Bhishma hizo llegar la noticia al rey de Gandhara, el cual al principio se mostró
indeciso por la ceguera de Dhritarashtra, pero su hija Gandhari le aseguró que no tenía
ningún inconveniente en casarse con el príncipe kuru, y para probarlo vendó sus ojos
con un pañuelo de seda, pues no quería ser mejor que su señor en nada. Así pues Subala
envió a su hija a Hastinapura acompañada de su hermano Sakuni y allí se celebró la
boda.