Page 65 - Mahabharata
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1. El comienzo 45
Una terrible batalla se desencadenó entre ambos y los dioses de los cielos la presen-
ciaron. La batalla continuó durante días y noches en un alarde de valor por parte de
ambos, hasta que Bhishma decidió lanzar el astra llamado Praswapa, lo que significaba
la destrucción del mundo. Los dioses encabezados por Narada y Rudra intervinieron y
le dijeron:
—Bhishma, detén esta lucha. No envíes el astra. Tú no eres quien ha de destruir el
mundo, otro será quien lo hará—. Y le convencieron de que tenía que ser él el primero
en ceder en la lucha, pues de lo contrario sería una ofensa a su guru. Bhishma aceptó y
dejó de luchar, acabando así el combate. Bhargava le abrazó en reconocimiento de su
valor y girándose hacia Amba le dijo: —No puedo alterar la determinación de Bhishma;
por favor vete, pues tu deseo no ha de cumplirse.
Capítulo VIII
EL DESEO DE VENGANZA DE AMBA
MBA abandonó el bosque y se dirigió a otro lugar para emprender una vida de
A terribles mortificaciones y austeridades, negándose hasta las necesidades más
esenciales. Shanmukha, el hijo del señor Sankara, estaba muy complacido con ella. Así
pues un día se le apareció, y le regaló una guirnalda de lotos que jamás se marchitaban.
Le dijo:
—Hija mía, toma esta guirnalda. La persona que lleve esta guirnalda alrededor de su
cuello será la persona que matará a Bhishma.
A continuación Amba se dirigió a los reyes más poderosos de aquellas tierras y trató
de persuadirles de unirse a su causa, mas todos rehusaban a hacerlo, a pesar de que
la guirnalda otorgada por un dios era un signo seguro de éxito. Bhishma tenía una
personalidad tan poderosa que no había ni un solo kshatrya que se atreviera a oponerse a
él. Amba se dirigió a la corte de Drupada, el rey de los Panchalas. Le ofreció la guirnalda
y le pidió que le ayudara, a lo que el rey le respondió:
—Bhishma no sólo es poderoso sino que es bueno; no encuentro ninguna razón por
la cual luchar con él. No puedo complacerte.
Amba estaba desesperada. Ató la guirnalda a una columna del salón principal de
Drupada y se fue llena de furia.
Y otra vez fue a refugiarse al bosque para reanudar la práctica de severas austeridades.
En su corazón tan sólo había un sentimiento: odio a Bhishma. Su único deseo era verle
muerto. Sus austeridades se prolongaron durante mucho tiempo, hasta que finalmente
el mismo señor Sankara se apareció ante ella y le dijo:
—No te apenes hija mía, pues en tu próxima vida tú misma matarás a Bhishma.