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y sólo cuando él quisiese. Para ello el rey usó todos sus méritos acumulados por sus
prácticas de austeridades, en un esfuerzo por complacer a su hijo.
Por fin se celebró la boda del rey con Satyavati. El rey vivió varios años con ella,
de quien tuvo dos hijos, sus nombres eran Chitrangada y Vichitravirya. Los años
pasaron muy rápidos y el rey, que ya había envejecido, con el tiempo murió. El príncipe
Chitrangada era demasiado joven para hacerse cargo del trono, por lo cual Devavrata,
mejor conocido como Bhishma, tuvo que hacer las veces de regente y nombró al príncipe
Chitrangada como heredero legítimo. Bhishma pasó así algunos años. Y sucedió que
había un rey Gandharva que se llamaba también Chitrangada y no le gustaba que un
mortal tuviera su mismo nombre. Por lo cual retó al mortal Chitrangada a que pelease
con él para probar quién era merecedor de tal nombre. Y en el campo de Kurukshetra
se celebró la batalla entre ambos, en la que el hijo de Santanu resultó muerto. Bhishma
se apenó mucho. Y poco después coronó al hermano menor, pero como era muy joven
tuvo que asumir él mismo el papel de regente. Todo el mundo en Hastinapura estaba
contento con Bhishma, su rey sin corona.
Capítulo VII
EL TORNEO DE KASI
L joven príncipe Vichitravirya era ya el único hijo de Satyavati, por lo cual ahora era
E el centro de todas sus esperanzas. Bhishma era para él como un padre.
Pasaron los años, hasta que llegó un tiempo en que Bhishma empezó a pensar en el
matrimonio del príncipe. El rey de Kasi tenía tres hijas encantadoras: Amba, Ambika y
Ambalika. Y a los oídos de Bhishma llegó la noticia de que en la corte de Kasi se iba a
celebrar una fiesta de Swayamvara para las tres princesas. Hasta entonces había sido
costumbre del rey de Kasi ofrecer sus hijas a los príncipes de la Casa de los Kurus, por lo
cual Bhishma se resintió mucho con él, y emprendió camino hacia la ciudad donde se
celebraba el Swayamvara.
Cuando Bhishma llegó, ya hacía rato que el festejo ceremonial estaba transcurriendo.
Habían venido reyes de muchas ciudades de la India y en el aire flotaba el perfume de
las flores y el brillo de las joyas que llevaban los príncipes asistentes.
En cuanto vieron entrar a Bhishma, comenzaron a cruzarse entre ellos risas y comen-
tarios burlones: « La belleza de las princesas podría hacer flaquear los votos de un rishi,
¿cuánto más no habría de sucederle a un solterón como Devavrata, un mero mortal? »
Bhishma se dirigió a todos ellos con voz fuerte y les dijo:
—Ciertamente he venido a asistir al Swayamvara, y me voy a llevar a las tres princesas
a Hastinapura. Serán reinas en la Casa de los Kurus como esposas de mi hermano menor
Vichitravirya. Y si os atrevéis a rescatarlas oponiéndoos a mí, estoy preparado para luchar