Page 59 - Mahabharata
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1. El comienzo                                                                            39



                                                        Capítulo V
                                               LA HIJA DEL PESCADOR


                    ASARON cuatro años. En compañía de su hijo, el rey pasó muchos días felices.
               P Santanu estaba contentísimo con él y Devavrata era un hijo ideal. Parecía como
               si quisiera recompensar a su padre por todos los años de soledad que pasó. Eran
               inseparables. El rey coronó a Devavrata como heredero legítimo al trono y todos los
               súbditos del reino se sintieron muy felices. Mas el destino, mientras tanto, tenía un juego
               oculto para ellos.
                   Un día en que el rey había salido a cazar, siguiendo a una presa que se le escapaba
               llegó cerca del río Yamuna. De pronto, un extraño perfume embriagó sus sentidos. Era
               un perfume que jamás había conocido antes. Era el perfume de Satyavati. El rey se sintió
               raptado por la dulzura de aquel extraño perfume y, arrastrado por él, lo siguió hasta que
               al final de su búsqueda vio que el perfume venía de una mujer. Allí en la orilla del río
               Yamuna se encontró con una hermosa mujer que estaba atando una barca. Su figura no
               tenía defecto alguno, era perfectamente bella. No había palabras para describir la belleza
               de sus formas. Sus ojos miraban al suelo arrobados por la timidez, como si no pudiera
               soportar la intensidad de la mirada del rey. Estaba vestida como una pescadora. Santanu
               la miró lleno de deseo, se acercó a ella y le dijo:
                   —¿Quién eres tú? ¿qué estás haciendo aquí? Ella le contestó con voz muy suave:

                   —Mi nombre es Satyavati. Soy una pescadora: Mi padre es el rey de los pescadores y
               mi tarea es hacer travesías con la barca de una orilla a otra del río.
                   El rey fue inmediatamente a donde estaba el padre de la muchacha y le dijo:

                   —Soy Santanu, el monarca de la raza lunar y vengo de la ciudad de Hastinapura.
               Cuando estaba cazando en el bosque percibí un extraño perfume, le seguí el rastro hasta
               la orilla del Yamuna y allí me encontré con una hermosa mujer. Ella me ha dicho que es
               tu hija, y yo quiero que sea mi esposa.
                   El astuto rey de los pescadores le contestó:
                   —Es cierto mi señor, el perfume que percibiste proviene de mi hija, y sé que en
               el mundo entero no hay persona más apropiada para casarse con mi hija que vuestra
               señoría. Ser la reina del monarca Paurava es el honor más grande que puede recaer
               sobre una pobre muchacha pescadora. Tengo la intención de entregarte a mi hija en
               matrimonio. Pero hay una condición, y si tú estás dispuesto a aceptarla, mi hija será
               tuya.

                   El rey estaba impaciente, y le dijo:
                   —Si es posible concederte lo que me pides con certeza te lo concederé.
                   El pescador le dijo:
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