Page 68 - Mahabharata
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               estuvo con su guru Bhargava aprendiendo el uso del arco. Su madre le había hecho
               aprender todo esto porque quería que fuese un digno hijo de la casa de los kurus y

               que se convirtiese en el rey ideal. ¡Cuántas veces le había dicho eso!. Su mente voló
               a los días felices que pasó con su padre en perfecto compañerismo. Se habían hecho
               camaradas. Su padre le amaba perdidamente y él a su vez tenía devoción por Santanu.
               Bhishma había sido coronado como heredero al trono y entonces, como salida del aire,
               apareció Satyavati. Para agradar a su padre y satisfacer la avaricia del padre de ella,
               renunció a todo lo que era hermoso en este mundo. Fue en aquel momento cuando, aún
               siendo joven, envejeció de repente. Desde entonces ya nada había que pareciese merecer
               la pena. Conformó su vida a un esquema de blanco y negro. Después vino Amba, el
               hilo carmesí que entraba y salía de la trama blanca y negra que había tejido para sí y
               causó tantos problemas. Él no quiso tomarla porque no podía. Él rompió su corazón y
               arruinó su feminidad por el terrible juramento que había hecho. No había obedecido a
               su guru, Bhargava, cuando le pidió tomar a Amba. Y ahora, después de todo aquello, su
               madrastra le “ordenaba” ¡tomar las viudas de su hermano muerto!.
                   Toda su ira se desató y, temblándole la voz de furia, le dijo a su madre:
                   —Madre, tú no conoces la fuerza de mi mente ni la firmeza de mi Dharma, de hecho
               no me conoces en absoluto. Nada logrará que yo haga lo que me ordenas. La tierra
               puede perder su perfume, el agua su dulzura, el Sol puede perder su brillo y la Luna su
               fresca blancura; incluso el Señor Dharma puede abandonar su Dharma, pero yo jamás
               me apartaré del camino de la verdad. La Verdad es para mí más que todas las promesas
               de recompensa en el Cielo. Nada me hará cambiar: ni siquiera tú con el poder que tienes
               sobre mí como madre. Por favor abandona ese absurdo deseo.


                                                         Capítulo X
                                                LA VENIDA DE VYASA


                   ATYAVATI intentó una y otra vez convencer a Bhishma, pero él se mantuvo firme
               S como una roca que no es afectada por las olas que se rompen sobre ella. Satyavati
               era la imagen de la desdicha.
                   A Bhishma, buscando una solución a la infelicidad de su madre Satyavati, se le
               ocurrió una idea para salir de aquel trance. Acercándose a ella le dijo:

                   —Madre, ya que un heredero al trono significa tanto para ti quiero hacerte una
               sugerencia. Se dice que en una situación como esta es lícito que un Brahmán descendiente
               de la familia real dé un hijo a la raza para evitar su extinción.
                   Satyavati se quedó pensativa y después de unos momentos de indecisión se atrevió a
               contarle a Bhishma algo que había ocurrido hacía mucho tiempo, antes de su matrimonio
               con Santanu. Le contó que había tenido un hijo del gran rishi Parasara y que este hijo era
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