Page 72 - Mahabharata
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                   Cuando abrió los ojos contempló ante ella un milagro. Los rayos del Sol crearon un
               sendero de luz a lo largo de la superficie del río cegando a la jovencita con su brillo, y el

               Sol mismo apareció junto a ella. Allí estaba mirándola con una sonrisa juguetona. Kunti
               estaba muy complacida con el éxito de su invocación y sonrió muy feliz dando palmadas
               de alegría. El Sol, aún sonriente le dijo:
                   —Es evidente que no has comprendido el verdadero significado de las palabras del
               sabio cuando te enseñó el mantra. Te dijo que « cualquier dios al que invocases vendría a
               por ti. » Eso significa que el dios vendría para tomarte y darte un hijo tan bello como él
               mismo.
                   Kunti se quedó confusa sin saber qué decir:
                   —Yo no pensé que fuera así; por favor, perdona mi ingenuidad y vete para salvar mi
               reputación.
                   —Eso es imposible —añadió el dios—, una vez que me has invocado no puedo
               regresar sin tomarte, debes aceptarme pues no puede romperse el poder mágico del
               mantra que tan indolentemente has usado.

                   Kunti estaba muy asustada:
                   —Soy tan sólo una jovencita y estoy soltera, ¿qué pensará el mundo de mí? ¿qué dirá
               mi padre? Le romperá el corazón saber que ya no soy virgen.
                   El Sol estaba encantado con la ternura de aquella niña que apenas era una mujer. Le
               sonrió infundiéndole seguridad y le habló con palabras dulces:

                   —No temas, después de que nazca el niño serás virgen de nuevo, nadie sabrá nada
               de este incidente.
                   Y la jovencita se sintió atraída por sus palabras y su belleza, aceptándole sin ningún
               miedo a las consecuencias. Cuando el Sol ya estaba a punto de irse le dijo:
                                                                      31
                   —Tu hijo nacerá con un kavacha  30  y unos kundalas . Será un fiel reflejo de mí, un gran
               arquero, bondadoso de corazón como ningún otro. Será famoso en todo el mundo por su
               generosidad y servicialidad: jamás le negará nada a nadie, incluso cuando le pidan que
               no dé. Será un hombre orgulloso y sensible cuya fama perdurará en el mundo mientras
               que el Sol y la Luna permanezcan en sus órbitas.
                   Tras estas palabras el Sol se desvaneció ante su vista.

                   Con el tiempo Kunti tuvo un hijo. No sabía qué hacer con él, pues estaba muy
               preocupada por su reputación. A través de la ventana veía fluir plácidamente las
               aguas del río mientras que en su corazón se debatía una tormenta. Por fin se decidió y
               envolviendo al niño en una tela de seda lo depositó en una caja de madera y lo llevó a la
               orilla del río. Allí dejó la caja flotando sobre las aguas y regresó a su habitación. A través

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                   Kavacha: coraza.
                 31 Kundalas: anillos de las orejas
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