Page 308 - Fantasmas
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FANTASMAS
tras Savini terminaba de colocar a Harriet su cartucho de san-
gre, un condón relleno a partes iguales de jarabe y colorante
alimentario que cuando explotara simularía una herida de bala.
Bobby ya tenía el suyo... y estaba bastante nervioso—. Algún
día todos los habitantes de Pittsburgh contarán que hicieron de
zombis en esta película.
—Sabes hacer muy bien esto —dijo Romero—. ¿Tienes
experiencia en el mundo del espectáculo?
—Seis años en Off Broadway!” —contestó Bobby—.
Y también en casi todos los clubes de comedia.
—Y aquí estás, de vuelta en Pittsburgh. Eso es lo que se
llama hacer carrera. Quédate por aquí y no tardarás en ser una
estrella,
Harry se acercó de un salto a Bobby con el pelo al viento.
—¡Me van a explotar una teta!
—Magnífico —dijo Bobby—. No hay que perder la es-
peranza, nunca se sabe cuándo puede ocurrir algo maravilloso.
George Romero los condujo a sus marcas y les explicó
lo que quería de ellos. La luz de los focos rebotaba en para-
guas brillantes, arrojando un brillo blanco y un calor seco en
una extensión de suelo de casi tres metros. Sobre las baldosas
había un colchón nudoso de rayas junto a una columna cua-
drada.
Harriet sería la primera en recibir un disparo, en el pe-
cho. Tenía que saltar de espaldas y después seguir avanzando,
ignorando la bala cuanto le fuera posible. A continuación,
Bobby recibiría un balazo en la cabeza y caería al suelo. El
cartucho se hallaba oculto dentro de uno de los pliegues de
látex de su herida en la cabeza, y los cables que le volarían los
sesos al explotar estaban escondidos entre el pelo.
12 Se llaman así los locales de espectáculos que no están en la zona central de la ave-
nida Broadway, en Times Square. /N. de la T.]
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