Page 309 - Fantasmas
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Joe Hit
—Puedes caer primero y deslizarte en sentido lateral —di-
jo George Romero—. Cae sobre una rodilla, si quieres, y de ahí
al suelo, fuera de encuadre. Si te sientes con fuerzas para hacer
acrobacias, intenta caer directamente de espaldas, pero asegúra-
te de que sea sobre el colchón, no queremos que nadie se haga
daño innecesariamente.
Sólo saldrían Bobby y Harriet en la escena y los enfoca-
rían de cintura para arriba. Los otros extras se situaron a lo lar-
go de las paredes del centro comercial, para observarlos. Sus
miradas y sus murmullos constantes le provocaron a Bobby
una agradable subida de adrenalina. Tom Savini estaba arro-
dillado junto a la cámara, con una caja metálica en la mano,
de la que salían cables que llegaban hasta Bobby y Harriet. El
pequeño Bob estaba junto a él con las manos bajo la barbilla,
apretando el bazo, los ojos brillantes por la emoción. Savini
le había explicado todo lo que iba a pasar, con la intención de
prepararlo para ver la sangre brotar del pecho de su madre, pe-
ro el niño no estaba preocupado.
—Ya lo he visto mil veces, no me da miedo, me gusta.
Savini le había regalado el bazo como recuerdo.
—Rodando —dijo Romero, y Bobby dio un respingo.
Pero ¿cómo? ¿Estaban ya rodando? Si acababan de enseñarles
las marcas. ¡Madre mía! ¡Romero estaba delante de la cámara!
Agarró la mano a Harriet impulsivamente y ésta le apretó los de-
dos y le soltó. Romero se quitó de delante de la cámara.
—¡ Acción!
Bobby puso los ojos en blanco, tanto que no veía por dón-
de iba, dejó caer la cabeza y caminó pesadamente hacia la cá-
mara.
—Disparad a la chica —dijo Romero.
Bobby no vio estallar el cartucho de Harriet porque iba
delante de ella, pero el ruido de la explosión fue tan fuerte que
lo dejó momentáneamente sordo. Saltó hacia atrás girando so-
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