Page 171 - La sangre manda
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Bueno, claro, piensa mientras vuelve a adormecerse. Entre el primer
informativo de esa tarde y el reportaje especial de esa noche, Ondowsky
ayudó a buscar entre los escombros, lo cual fue una transición entre informar
sobre la noticia y convertirse en parte de ella. Eso cambiaría a cualq…
De pronto abre mucho los ojos y se yergue en el asiento, lo que sobresalta
a Jerome.
—¿Qué pasa? ¿Estás bi…?
—¡El lunar!
Jerome no sabe de qué habla, y a Holly le da igual. Probablemente, en
todo caso, es un detalle intrascendente, pero sabe que Bill Hodges la habría
felicitado por su observación. Y por su memoria, lo que ahora está perdiendo
el tío Henry.
—Chet Ondowsky —dice—. El primer corresponsal que llegó al lugar del
atentado después de la explosión en el colegio. Por la tarde tenía un lunar
junto a la boca, pero esa noche a las diez, en el reportaje especial, el lunar
había desaparecido.
—Demos gracias a Dios por Max Factor, ¿eh? —dice Jerome mientras
salen de la autopista.
Tiene razón, por supuesto, ella incluso llegó a pensarlo durante el
informativo: el nudo de la corbata torcido, sin tiempo para taparse el lunar
con maquillaje. Más tarde, cuando llegó el equipo de apoyo de Ondowsky, se
ocuparon de eso. Aun así, resulta un poco extraño. Holly está segura de que
un maquillador habría dejado los arañazos —quedaban bien en televisión,
presentaban al corresponsal como héroe—, pero el maquillador o la
maquilladora ¿no habría limpiado un poco el polvo de ladrillo alrededor de la
boca de Ondowsky mientras tapaba el lunar?
—¿Holly? —pregunta Jerome—. ¿Ya estás otra vez acelerada?
—Sí —dice ella—. Supongo que sí. Demasiado estrés, descanso
insuficiente.
—Déjalo correr.
—Sí —dice ella. Es un buen consejo. Se propone seguirlo.
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