Page 176 - La sangre manda
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que  con  antepasados  procedentes  de  Polonia  o  Hungría  o  algún  lugar  así.

               George, el autor del atentado, presenta una coloración en la piel ligeramente
               aceitunada. Para rematarlo, Ondowsky tiene un hoyuelo en el mentón, como
               Kirk Douglas. George, no.
                    Probablemente ni siquiera son de la misma estatura, piensa Holly, aunque

               desde luego es imposible saberlo con certeza.
                    No obstante, coge un rotulador del tazón de la encimera de la cocina y
               dibuja  un  bigote  en  una  de  las  tomas  de  Ondowsky.  La  coloca  junto  a  la
               imagen fija de George grabada por la cámara de seguridad. No cambia nada.

               Esos dos hombres no pueden ser la misma persona.
                    Aun así… ya puestos…
                    Vuelve  al  ordenador  de  su  despacho  (todavía  en  pijama)  y  empieza  a
               buscar las primeras informaciones sobre el atentado proporcionadas por las

               filiales de las grandes cadenas: ABC, FOX, CBS. En dos de ellas alcanza a
               ver  la  unidad  móvil  de  WPEN  al  fondo.  En  la  tercera,  ve  al  cámara  de
               Ondowsky enrollar cable eléctrico, preparándose para trasladarse a una nueva
               ubicación. Tiene la cabeza inclinada, pero Holly lo reconoce de todos modos,

               por el pantalón caqui holgado con bolsillos laterales. Es el Fred que aparecía
               en el vídeo de bienvenida. En esa, Ondowsky no sale, así que es probable que
               ya haya ido a colaborar en los esfuerzos de rescate.
                    Vuelve  a  Google  y  encuentra  otra  cadena,  una  independiente,  que

               posiblemente  estuvo  en  el  lugar  de  los  hechos.  Introduce  «WPIT  Últimas
               Noticias Escuela Macready» en el motor de búsqueda y encuentra un vídeo de
               una joven que parece recién salida del instituto. Está dando la noticia junto a
               la  piña  metálica  gigantesca  decorada  con  luces  navideñas  intermitentes.  La

               unidad móvil de su cadena está allí, aparcada en la rotonda detrás de un sedán
               Subaru.
                    La joven periodista, a todas luces horrorizada, se trabuca con las palabras
               e informa con una torpeza tal que ninguna de las grandes cadenas le ofrecerá

               nunca  un  contrato  (ni  siquiera  le  prestará  atención).  A  Holly  le  trae  sin
               cuidado.  Cuando  el  cámara  de  la  joven  muestra  una  imagen  cercana  de  la
               brecha  en  la  fachada  lateral,  enfocando  a  auxiliares  médicos,  policías  y
               ciudadanos de a pie que excavan en los escombros y acarrean camillas, Holly

               jipia (expresión de Bill) a Chet Ondowsky. Inclinado, escarba como un perro
               y  lanza  hacia  atrás  ladrillos  y  tablones  rotos  entre  las  piernas  separadas.
               Aquellos rasguños en las manos se los hizo de manera honrada.
                    —Sí,  fue  el  primero  en  llegar  —dice  Holly—.  Quizá  no  antes  que  los

               servicios de urgencia, pero sí antes que cualquier otra televisión…




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