Page 28 - MITOS GRIEGOS e historiografía antigua
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34 S. P erea Y ébenes
En las asas del vaso François45 aparecen dos Gorgonas en posición
de carrera, vestidas con chitón corto con el que aparecen sólo en figuras
continentales, un brazo levantado y otro hacia atrás, brazos que sustitu
yen al segundo par de alas que ahora no se conservan. Hay un plato
procedente de Olimpia46 de un atleta en carrera cuyo arquetipo corres
ponde casi exactamente al de Gorgona, al que naturalmente habría que
añadir el par de alas convencional y la máscara-cara de Gorgo. Hay una
asociación evidente entre la velocidad de los atletas olímpicos y la ve
locidad que se supone tiene Gorgo (en su huida) siempre representada
con alas. La gran aceptación de esta figura en el Peloponeso explica su
contaminación formal. La velocidad y las alas son las que refuerzan ese
carácter de operatividad vertical a que aludía antes, de elevación mate
rial pero también de posesión de lo «humanamente inaccesible». En
este vaso Gorgona está fuera del contexto narrativo principal, que se
centra en la vida de Aquiles, pero no obstante de ello deduzco varias
cosas: primero, que se la inserta dentro de un ciclo mítico antiguo; y
segundo, que ya posee una convencionalidad artística, ca. 590 a. C.,
asumida plenamente como griega. El vino colmando el ánfora rozaría,
a nivel, los pies de las Gorgonas, produciendo el efecto visual de surgir
estas del líquido, que nos evocaría su origen marino, y al mismo tiempo
se va definiendo en su potencialidad apotropaica: quien se acerque a
beber tendrá que enfrentarse a su mirada. Y como se verá después,
enfrentarse a Gorgo es traspasar la puerta al más allá, que aquí es sólo
una frontera entre la vida normal y la ebriedad.47
El tipo de Goigona de origen greco-asiático, tipo jonio, comprende
ría las costas asiáticas e islas próximas, y aparece con un peplos descen
diente hasta los pies, cuatro alas fuertes, y cada vez más frecuentemente
con serpientes, ya en las manos o en la cintura y pasarán a ser uno de los
elementos que visualmente definirán a Goigo. Los movimientos sinuosos
y el poder mortífero de las serpientes sugieren la presencia misteriosa del
45 R.M. Cook, Greek Painted pottery, London 1972; J. Boardman, (dir.), Historia Universal
del Arte - 1, Madrid 1984, 136; M. Robertson, op. cit. 74.
46 C. Durantez, Los juegos olímpicos antiguos, Madrid 1965,113, fig. 45, y pág. 16, fig. 4.
47 J.P. Vemant, «L’Autre de l'homme. La face de Gorgo», Mélanges L. Poliakov, Bruxelles
1979, 141-50, y F. Frontisi-Ducroux, «Au miroir du masque», en La cité des images.
Religion et société en Grèce antique, 1984, 146-161.