Page 10 - LACORRETAEXPRESION
P. 10

la dirección de un centro como los documentos de la propia administración educativa envía

           a los propios centros (en esta carpeta hay una florilegio de impropiedades que sonrojarían
           al político más avezado). ¿Qué hacer, por tanto, ante los errores de los demás y de los

           propios? La solución no es fácil. Personalmente, la corrección a un compañero requerirá
           un grado de educación y delicadeza tal que evite que éste se incomode (“Corrige con

           educación, que enseñas; de lo contrario, irritas”). Aparte de esta corrección habitual, deben
           reivindicarse cursos sobre hablar y escribir correctamente.

                  Como conclusión a este apartado, habría que afirmar que si todos los profesores

           usan  la  lengua  como  instrumento  de  comunicación,  deberán  ser,  implícitamente,
           profesores de lengua. Hasta ahora nos hemos preocupado de que los alumnos se expresen

           con corrección, hasta ahora hemos exigido con varia fortuna que los alumnos han  de

           cuidar su expresión oral y escrita, y es importante que se redacte un documento por cada
           centro educativo, que se redacte un Proyecto Lingüístico de Centro, en el que se recojan

           estas consideraciones: hay que cuidar la lengua, en nuestros caso, las lenguas cooficiales,
           porque  nuestra  manera  de  hablar  y  de  escribir  define  también  nuestra  personalidad  e

           informa de nuestros conocimientos.


           4º. Hay un matiz que no quisiera pasar por alto, a sabiendas de que nuestro propósito

           inicial es elaborar una reflexión acerca del buen uso de la lengua por parte de los docentes
           y, por su puesto, de los discentes, pues sabido es que no podemos exigir a los demás lo

           que no nos exigimos a nosotros mismos. Me refiero al poder persuasivo de la lengua, a
           su capacidad lenitiva. Esto es, hay tonos de voz que irritan y otros que sosiegan, hay

           profesores que gritan y otros que modulan el tono de tal manera que uno sabe en cada
           momento en qué aspectos hacen hincapié y se alcanza, por tanto, a discernir lo superfluo

           de lo relevante. Esta capacidad de la lengua quedaron de  relieve en los textos que Cyrano

           de Bergerac le escribía a Rossana, mientras pensaba éste que era su amado Vincent quien
           los redactaba; o en esta carta que el azar quiso poner en mis manos mientras leía un

           periódico  (“Hablar  bonito”).  Por  tanto,  el  timbre  de  la  voz,  la  ortofonía,  la  delicadeza

           expresiva son también aspectos  que hay que cuidar.
   5   6   7   8   9   10   11   12   13   14   15