Page 24 - Lo Inevitable del Amor
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terraza. Yo me limité a escuchar a los dos hablando de balances y presupuestos
      con un montón de papeles encima de la mesa. Ni los números ni los chipirones
      que pedimos de aperitivo mientras se cocinaba el arroz con bogavante para tres
      tenían buena pinta. Pero las dos cosas las iba digiriendo como podía. Robé uno de
      los papeles de la mesa, saqué un lápiz del bolso y me puse a dibujar. Las voces de
      mi marido y mi examante cada vez me resultaban más lejanas, aunque podría
      resumir perfectamente la esencia de la reunión: había que cerrar el estudio de
      Valencia y salvar a un par de arquitectos jóvenes con proyección para llevarlos a
      Madrid. Al resto de personal habría que despedirle.
        —¿Qué haces?
        —¡María! ¿Estás aquí?
        Eugenio y Óscar intentan devolverme a la conversación.
        —Sí,  claro  que  estoy  aquí  —contesto  sin  mucha  convicción,  absorta  en  el
      dibujo.
        —¿Qué es eso? —pregunta Eugenio señalando el papel.
        —Parece un, no sé, un… Bueno, ¿qué es? —dice mi marido, al que se le nota
      que lo suyo son los números.
        —No lo sé —contesto con franqueza—. Es una parte de algo, pero, la verdad,
      yo tampoco tengo ni idea de lo que es. Lo he dibujado por intuición.
        Nada más pronunciar esa frase recordé una conversación con Gene hablando
      precisamente de la intuición. Él opinaba que ésta no tiene nada de abstracto, que
      es producto de la información y el conocimiento. La intuición, decía, es eso que
      sabemos sin saber que lo sabemos.
        Guardé el folio con el dibujo que ni yo misma sabía interpretar y ahí sigue,
      hasta que sea capaz de averiguarlo. Sé que se trata de algo importante. Tengo esa
      intuición.
      Mi  madre  se  ha  venido  a  casa  unos  días  porque  en  la  suya  han  aparecido
      hormigas voladoras. Sólo eran unas pocas en una esquina del salón, pero ella dice
      que es una plaga. Ha contratado a una empresa y les ha hecho fumigar todo el
      piso, hasta el último rincón. Incluso los profesionales le advirtieron que aquello
      era un poco exagerado, pero ella ha decidido atajar el problema de raíz.
        Otra cosa que ha solucionado de raíz es su relación con Juanjo, con el que ha
      roto hace unos días. No ha sido nada traumático, simplemente los dos decidieron
      que era mejor dejarlo porque hacía algunos meses que se aburrían y, como dice
      ella, qué necesidad hay. Mi madre hace las cosas siempre de una manera muy
      natural,  no  suele  haber  violencia  en  nada  de  lo  que  hace,  ni  siquiera  en  las
      rupturas  hay  enfados,  ni  gritos,  ni  reproches.  Con  Juanjo  no  ha  sido  una
      excepción. Siempre termina bien, sabe ponerle a las cosas un final suave.
        Carla  y  Julia  llaman  a  mi  madre  abuela  Nesta.  Ernesta  era  imposible  de
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