Page 25 - Lo Inevitable del Amor
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pronunciar cuando empezaban a hablar y con Nesta se ha quedado para siempre.
Cuando mi madre viene a vernos siempre me pongo muy contenta y me
hace mucha ilusión. Una felicidad que dura lo que dura: más o menos la primera
media hora. Nos saludamos, ella dice lo guapísimas que son sus nietas, le ofrezco
un café y comentamos las novedades más superficiales de nuestros últimos días.
Una vez que pasa ese rato, ya nada fluye como debería y… pues eso.
—¡Qué bueno está este queso fresco, hija!
—¡Es queso de Burgos, mamá!
—Perdona, esto toda la vida se ha llamado queso fresco.
—¿Pero qué dices, mamá? Siempre se ha llamado queso de Burgos.
—El queso de Burgos, bonita, puede ser fresco o de más maneras. Y esto es
queso fresco.
—El queso fresco puede ser de Burgos o de cualquier sitio y éste es de
Burgos.
—¿Es que estabas tú en Burgos viendo hacer el queso?
—No, no estaba en Burgos.
—¡Pues entonces!
Las madres nos gustan más cuando no estamos con ellas. Es una ley
universal. Si pienso en la mía o si hablo de ella con alguien, mi descripción
sincera es la de una mujer que me cae bien y su biografía, la de una persona que
me resulta admirable. Es inteligente, sensible, muy graciosa e incapaz de hacer
daño a nadie. Ésa es ella hasta que estamos juntas. Entonces se convierte en mi
madre, una persona torpe, desfasada, empeñada en desaprobar todo lo que hago
y con un dudoso gusto. Si Ernesta no fuera mi madre, podría ser mi mejor
amiga, pero como es mi madre no la puedo soportar.
Entre los objetos de Gene y Patty hay un reloj Cartier de Patty precioso, un
Rolex de esfera verde de Gene, dos iPhone con la batería ya descargada, un
anillo de Patty, supongo que de gran valor, los dos pasaportes y varias tarjetas de
crédito entre las que se mezclan dos llaves del hotel Santo Mauro, donde se
alojaban cuando estaban en Madrid. No me siento bien manoseando estos
objetos. Gene y Patty, en realidad, eran dos desconocidos, simplemente unos
clientes, aunque fueran mis clientes favoritos. Tengo la tentación de cargar los
dos móviles e investigar. Sé que no estaría bien. Puedo cargarlos, aunque luego no
los investigue. Pero si no voy a hacer nada, entonces ¿para qué los voy a cargar?
Me pregunto si los muertos tienen intimidad. Si una vez que desaparecemos de
este mundo tenemos derecho a guardar secretos.
Meto la clavija del cargador en el teléfono de Gene y lo enchufo. Sé que es el
suyo porque tiene una funda que asemeja la portada de un periódico,
concretamente el New York Times. La funda de Patty es azul clarita, casi