Page 96 - Lo Inevitable del Amor
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Me da miedo la enfermedad de mi madre. A veces tengo la tentación de querer
      olvidarla, como si no existiera. Morirse siempre te pilla mal, da igual si te mueres
      de repente en un accidente de tráfico, por ejemplo, o si sabes con antelación que
      vas a morirte. Yo prefiero que… Yo no sé lo que prefiero. Si morirme de repente
      o saber que me queda poco tiempo. Nunca lo había pensado y pensarlo ahora me
      da miedo.
        Eso me ha dicho mi madre, que a veces durante el día se le olvida lo que va a
      pasar, pero por las noches tiene un miedo insoportable. No duerme apenas y se
      pasa horas paseando por la casa sola hasta que definitivamente le vence el sueño.
      Le he dicho que se venga conmigo, que aquí estará mejor. Ella no quiere y yo
      tampoco me atrevo a insistirle. Me da miedo verla morir. Aparte de la pena, de
      pensar que aún le quedaba mucho por vivir y de lo que me entristece quedarme
      sin ella.
        Ahora no sé muy bien cómo actuar. La llamo por teléfono todo el rato, un
      montón de veces al día. Y no le digo nada la mayoría de las veces, otras le digo
      que la quiero y según pronuncio esa frase ya estamos llorando las dos. Todo el
      día me paso con ganas de abrazarla, aunque cuando la veo no lo hago tanto. Y las
      niñas,  que  no  saben  nada  de  lo  que  pasa,  pero  algo  notan,  porque  cuando  la
      abrazan lo hacen de otra forma, como aprovechando el abrazo, como si supieran
      que  quedan  pocos  que  darle  a  la  abuela  Nesta.  Me  muero  de  pena  y  por  eso
      tengo la tentación de olvidar lo que pasa. Querer es tan doloroso, tan inevitable.
      Como  arquitecta,  siempre  me  he  reído  de  que  las  casas  tengan  alma.  Es  una
      frase que siempre me ha parecido muy cursi. Las casas tienen paredes, techos y
      suelos,  y  el  alma  la  aportará  quien  viva  dentro.  Es  verdad  y  mentira  mi
      pensamiento. Cuando veo la casa de Gene, creo que las casas respiran. Tengo esa
      fantasía, como si de los poros de estas paredes, de la madera de los suelos, de las
      puertas saliera vida. Esta casa se parece más a las que quiero hacer que a las que
      he hecho hasta ahora. Eso lo sabía desde que Gene me la planteó en su día, pero
      ahora que está casi acabada creo que esta casa es un nuevo camino.
        He quedado con Blanca Ríos. Prefiero hablar con ella aquí que hacerlo en el
      despacho.  Quiero  abrir  una  nueva  línea  de  interiorismo  y  quiero  que  sea  ella
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