Page 155 - Abrázame Fuerte
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—Sí. Ahora mismo vas a coger una croqueta de mi madre y te la vas a
comer… y después veremos qué pasa…
Estela mira a Marcos con admiración. ¡Ese chico se preocupa realmente por
ella! Además, lleva razón. Así que, aunque no tiene mucho apetito, coge una
croqueta del plato.
—Si después del primer bocado salgo corriendo al lavabo…
—Estela, no vayas por ahí… —la interrumpe él, serio.
—… ¡sabremos que esta croqueta es de bacalao!
Marcos ha caído de cuatro patas. Se ríe y, para devolverle la jugarreta a su
amiga, esta vez es él quien le da con todo el cojín en la cabeza.
—Déjate de coñas y come.
Estela degusta las maravillosas croquetas de pollo de la madre de Marcos.
¡Están buenísimas! El chico mira a Estela, complacido.
—¿Lo ves?
Estela se sonroja y coge otra croqueta.
—¡Tú come también, que te voy a dejar sin ninguna! —le sonríe.
Pero Marcos tiene otros planes: quiere mostrarle la canción que está
componiendo, la que empezó pensando en Silvia, a quien se la quería dedicar. Le
canta las dos primeras estrofas y lo deja ahí: si siguiera cantando aparecería el
nombre de su vecina en alguno de los versos siguientes, y eso le da vergüenza y,
de algún modo, al estar con Estela, también le incomoda.
Ella la escucha con la boca abierta.
—¡Es preciosa! ¿La puedo cantar contigo?
Martes por la tarde
Hace rato que Silvia ha llegado a casa después del instituto. Después de comer
como una reina (un arroz caldoso buenísimo que ha hecho su madre), ahora está
en su cuarto barajando las posibilidades que da de sí la tarde.
Como es una chica ordenada, lo primero que hace es una lista. Es una
costumbre que tiene cuando se siente algo ansiosa.
OPCIONES:
1. Estudiar (empezar por biología y acabar con matemáticas)
2. Siesta + Estudiar
3. Estudiar un rato y llamar a Ana para dar una vuelta, después acabar los
deberes
Silvia se detiene para releer las tres primeras opciones. Hay algo que no la
convence. La siesta está bien siempre y cuando no sea más de media hora.