Page 191 - Abrázame Fuerte
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ataques soy incapaz de comer nada. Y luego está esto de la regla… No quiero ni
      pensarlo.
        —¿Quieres que vayamos mañana al médico? —propone Bea.
        —No. Bueno, a veces se me retrasa… Así que prefiero esperar un poco…
      Pero bueno…, al fin y al cabo, estoy bien…
        —Si  tú  lo  dices,  nos  lo  creemos  —dice  Silvia—.  Pero  recuerda  que  las
      Princess estamos aquí para lo que haga falta, ¿vale?
        —¡Gracias,  chicas!  ¿Qué  haría  yo  sin  vosotras?  Os  tengo  que  dejar,  mi
      madre me espera para preparar la cena.
        —Está bien. Te queremos, ¿vale? —dice Ana—. Chicas, ¡a la de tres!
        —¡¡¡TE QUEREMOS!!!
        —¡Yo también os quiero, Princess! ¡Muas! Gracias por estar a mi lado.
        Las tres Princess reunidas en la habitación de Silvia oyen colgar a Estela y se
      miran.
        —Analicemos la situación —resuelve Ana.
        —¿Qué piensas? —pregunta Silvia.
        —Está muy claro, no tiene bulimia ni nada de eso. Pero vayamos por partes.
      Estela  es  nuestra  amiga,  ¿no?  Y  como  amigas  nos  lo  contamos  todo,  ¿verdad?
      Okey, no nos ha dicho lo de la regla ni lo de Leo. En cierto modo, es normal.
      Pero lo más importante es… ¿cómo nos hemos enterado de que quizá Estela tenía
      problemas con la comida?
        —Por Marcos —responden las otras dos al unísono.
        —Exacto: por Marcos. Y también nos ha dicho que él le gusta. Y, a su vez,
      Marcos le ha dicho a Silvia que Estela tiene un problema… ¿Qué nos dice eso de
      Marcos?
        —¿Que se preocupa por Estela? —tantea Silvia.
        —¡Exacto, mi querida Silvia! Y si él se preocupa por ella es porque…
        —¡Estela también le gusta! —exclama Bea con alegría.
        —Yesssss! —sonríe Ana, con picardía.
        —¡Claro! Es verdad. A Marcos le gusta Estela, y no sabía cómo decírmelo…
      y la mejor manera de hacerlo ha sido contarme todo esto.
        —Yo creo que sí —afirma Ana.
        —Qué tonta he sido —se compadece Silvia.
        —De tonta, nada —la riñe Bea—. Has hecho lo correcto. De todas formas, a
      partir de ahora estaremos más atentas con ella, por si acaso… ¡Para que luego
      digan que hay amores que matan! Este Leo no me gusta nada.
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