Page 194 - Abrázame Fuerte
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naranjas.
—Tu hermana sí que se sabe cuidar —dice Nacho a David, mientras Silvia da
un sorbo al zumo.
—Pues claro, tío, es una chica —contesta David—. Ellas siempre se cuidan
más que nosotros… Y son más limpias… Son tan diferentes de nosotros que a
veces pienso que son de otro planeta.
Nacho se ríe.
—Oye, David —sonríe Silvia burlona y con cierta picardía, intentando caer
en gracia a Nacho—, ¿cómo te fue ayer con tu extraterrestre personal?
—¿Qué?
—Bueno, yo tengo mis dudas acerca de si era una extraterrestre o una
vampira… Aunque una cosa sí está clara: ¡ese chupetón que llevas en el cuello sí
es de otro planeta! —Silvia le guiña el ojo a su hermano, que se sonroja de golpe.
Nacho, sorprendido, se lanza al cuello de su amigo.
—¡No me digas! ¡A ver! —exclama. David se esconde el chupetón con la
mano—. ¡Tío, esto no me lo habías contado! ¡Qué pasada! ¿Con quién ha sido?
David se pone nervioso y toma su café de un trago para no tener que hablar.
Pero su amigo no tiene prisa y espera a que termine, interrogándole con la
mirada.
—No es nadie, no tiene importancia… —David se levanta dando por zanjado
el tema. Antes de salir de la cocina, se dirige a su amigo—: Espérame aquí que
recojo mis cosas y nos vamos, ¿vale?
—Vale…, ¡E. T.! —ríe Nacho. Entre chicos, a veces no hace falta comentar
ningún detalle de la noche anterior: con una simple marca en el cuello basta para
fardar con los amigos.
—Hombres… —murmura Silvia, aunque lo suficientemente alto como para
que la oiga Nacho.
—Hombres, ¿qué? —contesta el chico.
—Nada, he dicho « hombres» y ya está —responde ella, que no esperaba
que él dijera nada.
Los dos se quedan en silencio. Silvia no sabe qué decir. Nota que Nacho de
pronto está algo tenso. Mueve la pierna izquierda arriba y abajo como si
estuviera nervioso antes de empezar un examen. Esto es habitual en los chicos. Se
muestran como gallitos con sus amigotes pero cuando están con una chica a
solas, se les bajan los humos. Nacho, aunque sea mayor que ella, no es una
excepción.
En cambio, Silvia se siente tranquila con él; al fin y al cabo, es su casa, su
cocina, y está tomando su zumo de naranja. Tiene la situación controlada, y
además, aunque parezca una tontería, se ha puesto el calcetín de Crespo. ¿Será
por eso que Nacho está pendiente de ella?