Page 218 - Abrázame Fuerte
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—¡Estela, despiertaaaa! —dice Silvia medio canturreando con cariño, pero
Estela hace caso omiso, continúa durmiendo profundamente. Entonces Bea se
planta de un salto en el colchón de Estela y se tira encima de su amiga
dormilona, y Ana y Silvia siguen su ejemplo formando una montaña en cuyo pie
se encuentra Estela.
—¡Parad! ¡Nooooooooo! —grita la chica debajo de ellas medio riendo
porque Ana le está haciendo cosquillas—. ¡Ya me levanto, ya me levanto!
Estela estira los brazos, bosteza y se frota los ojos hinchados. Mientras, Silvia
sube el volumen de la radio al máximo y Bea y Ana bailan como si estuvieran en
el Club. Silvia observa a sus amigas en su cuarto. « Ojalá fuera así siempre» ,
piensa emocionada.
Entonces se oyen tres toques en la puerta.
—¿Quién es? —pregunta la anfitriona.
—¡David! —gritan todas entre risas menos Ana, a la que miran burlonas.
—¿Puedo pasar?
Las chicas miran a Ana. « ¡Buuuuuuuh!» , exclaman. Ana se ha puesto roja
como un tomate. Ayer fantaseó que su novio la venía a buscar durante la noche y
se iban los dos a la habitación del chico para dormir juntos. David la abrazaría
toda la noche y le diría cosas bonitas y le acariciaría el pelo hasta que ella se
quedara dormida. Y ahora que el chico quiere entrar, no puede evitar pensar en
que las chicas le están leyendo el pensamiento.
—¡Parad ya! —suplica.
—Está bien. —Silvia baja el volumen de la música y abre la puerta sólo un
par de dedos, lo justo para encontrarse con la mirada de su hermano—. ¿Qué
quieres? —pregunta, como si su hermano hubiera interrumpido algo sumamente
importante.
—Bueno, yo…
¡David parece nervioso en su propia casa! A Silvia le gusta ver así a su
hermano. La hace sentir fuerte, como si fuera él el pequeño. Ahora ella controla
la situación y de alguna manera puede hacerse la madura ante él.
—Aclárate, David, que aún nos estamos vistiendo. —Lo marca con chulería.
—Sólo quería ver si estabais listas y… que dice mamá que el desayuno ya
está preparado y…
—¿Y? —responde Silvia, pícara, poniéndoselo difícil—. ¡Vamos, responde! —
le azuza. David oye como el resto de Princess ríe detrás de la puerta y se ve
incapaz de lidiar con la situación—. ¿No querrás ver a Ana, verdad? Claro, has
venido a eso, ¡a desearle los buenos días con un beso! —Silvia ha dado en el
clavo. El resto de chicas sigue riéndose por lo bajinis. David se sonroja. Sí, la
verdad es que ha estado toda la noche pensando que su chica dormía a sólo unos
metros de él, y tan pronto ha despertado, ha sentido la necesidad de verla. Y es
que cuando uno está enamorado desearía estar con la persona amada siempre. Y