Page 227 - Abrázame Fuerte
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pueden durar días, semanas o meses. Un ejemplo reciente es Sergio.
        El « post-amoratorio»  es lo mismo pero con el amor. Cuando se deja a una
      persona que has querido mucho se dice que tu amor hacia ella no ha cambiado.
      Sientes prácticamente lo mismo. Lo único que ha cambiado es que ya no vas a
      estar más con aquella persona. No vas a tener más contacto o por lo menos no el
      contacto  que  tenías  antes,  pero  los  sentimientos  perduran.  Están  allí  y  no  se
      pueden obviar. Duele mucho hacerte a la idea de que esa persona no estará en
      ese lugar tan especial de tu corazón. Es una especie de vacío que uno tiene que
      llorar para poder dejar espacio libre para la persona que, en un futuro, ocupe su
      lugar.
        Estela  da  rienda  suelta  a  un  llanto  silencioso  en  su  casa  libre  de  gente.  Es
      como si estuviera en un gran desierto donde las personas representan el oasis de
      agua fresca. Se siente sola y piensa en Marcos. Eso le alegra el corazón. Marcos
      es su oasis y además:
        1. Tiene mi misma edad
        2. Le encanta la música
        3. Es divertido y raro
        4. Me escucha y me comprende
        5. Tiene un perro encantador
        Después de hacer esa pequeña lista mental sobre el chico, Estela se seca las
      lágrimas  con  la  manga  del  jersey.  En  el  desasosiego  que  la  invade  le  surgen
      algunas  preguntas  referentes  a  Leo  y  a  su  estado  « post-amoratorio» .  Son
      preguntas muy frecuentes que todo el mundo se hace después de dejarlo: « ¿Se
      habrá  olvidado  de  mí?  ¿Qué  estará  haciendo  en  este  momento?  ¿Lo  estará
      pasando mal? ¿Habrá encontrado ya a alguien?» .
        La chica se levanta de su cama de sopetón. « Eso sí que no —se dice—. Por
      ahí si que no paso» . Estela hace un pequeño ejercicio de autocontrol respirando
      tres veces profundamente. Quiere evitar a toda costa pensar en cosas que no sabe
      si están pasando en realidad. Pero lo cierto es que se siente un poco mal consigo
      misma.
        Son  casi  las  cinco  de  la  tarde  y  le  suena  el  móvil.  « ¿Será  Leo?» .  No,  es
      Marcos. Su corazón da un pequeño vuelco.
        —¿Sí? —contesta frotándose los ojos.
        —¡Hola! Mira… Te llamaba por si querías quedar esta tarde. He preparado
      un  pequeño  estudio  de  grabación  en  mi  habitación,  y  este  fin  de  semana  he
      compuesto una canción pensando en el concurso de la tele.
        —¡Qué me dices! —responde la chica sonriendo.
        —Sí, bueno… no es de Grammy pero puede quedar resultona.
        —¡Eres un crac, Marcos!
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