Page 259 - Abrázame Fuerte
P. 259

jurado.
        —Vosotros seréis los últimos. Como estaremos en directo, veréis que todo va
      muy rápido. El presentador os llamará, y vosotros saldréis por este lado. Marcos,
      tú  saldrás  con  la  guitarra  y  la  conectarás  en  el  mismo  escenario.  Estela,  si  te
      limitas  a  cantar  te  pondremos  un  taburete  y  un  micro  de  mano,  que  también
      traerás contigo.
        —Yo también canto… —dice Marcos tímido.
        —Bien, pues te pondremos un micro inalámbrico.
        Mamen es una mujer hiperactiva. Apunta todo lo que necesitan los chicos en
      una libreta llena de anotaciones que lleva consigo. Parece imposible que se le
      escape nada.
        Después  de  la  visita  al  plató  recorren  largos  pasillos,  y  llegan  a  la  sala  de
      espera.  Por  dentro,  la  televisión  parece  un  laberinto.  Los  chicos  andarían
      totalmente perdidos si no fuera por Mamen.
        —El  programa  empieza  a  las  nueve.  Estad  preparados.  Dentro  de  un  rato
      paso a buscaros.
        Han  pasado  por  lo  menos  tres  horas  desde  entonces,  y  aún  siguen  en  la
      misma sala con el resto de artistas.
        Marcos y Estela se han puesto en un rincón y han empezado a ensayar su
      canción. Los otros participantes están haciendo lo mismo, y ellos no van a ser
      menos. Son cuatro grupos los que compiten. Hay unos que cantan a capella con
      estilo gospel, otros que van vestidos de negro a lo emo, un chico que hace beat
      box con la boca, y ellos, que parecen unos hippies comparados con los demás.
        Estela  y  Marcos  aprovechan  para  escuchar  los  estilos  musicales  de  sus
      competidores. Todos son buenos, muy buenos, pero nuestra pareja tiene algo que
      les falta a otros, y que se llama « magia» . O eso es lo que creen.
        Son las ocho y cuarto, y todos empiezan a impacientarse. Están cansados de
      ensayar su actuación una y otra vez, y sienten los nervios a flor de piel. A todos
      les han dicho lo mismo, así que esperan.
        Con  el  paso  de  las  horas,  Estela  se  ha  ido  tranquilizando.  Se  ha  relajado
      mientras  recorría  las  instalaciones  de  la  tele,  pisaba  el  plató  y  conocía  a  sus
      competidores. Por el contrario, Marcos está serio y rebotado. Ha entrado con la
      sensación de que era una estrella de rock y ahora se siente como un tertuliano de
      uno de esos programas de telebasura.
        —¿Qué  te  pasa?  ¿Estás  bien?  —le  pregunta  Estela,  posando  la  mano  en  el
      hombro del chico.
        —No, Estela, estoy bastante rayado. La espera me está matando.
        —Tranquilo, que vendrán a por nosotros —lo anima ella.
        —Eso ya lo sé…, pero me siento mal… Me siento manipulado, ¿sabes? Uno
      más… Sólo les importamos para rellenar un espacio en la tele, y ya está…
        —¿Y  qué  más  da,  Marcos?  Ésta  es  nuestra  oportunidad  para  mostrar  a  la
   254   255   256   257   258   259   260   261   262   263   264