Page 254 - Abrázame Fuerte
P. 254

—¿Otro cojín… —ríe, sacándolo del envoltorio— igual?
        —Bueno,  sí…  —se  explica  Ana—.  Yo  pensé  lo  mismo.  Como  en  casa  de
      Silvia siempre lo coges para apretujarlo contra ti…
        Bea se echa a reír por la coincidencia.
        —¡Ahora  puedo  decir  que  tengo  tres  corazones!  Uno  para  ti…  —señala  a
      Silvia—, otro para ti… —y señala a Ana con el dedo—y otro… —Bea se toca el
      pecho y hace una pequeña pausa—… ¡para todos vosotros!
        En el bar se oye:
        —¡Oooohhh!
        Bea contempla emocionada sus dos cojines rojos en forma de corazón.
        —¡Que siga la fiesta! —exclama Ana sácandola de su ensueño.
        —¡Así me gusta, chiquilla! —grita el dueño del bar—. ¡Un brindis por todos
      ustedes y por Bea! —El hombre levanta una copa de agua con gas. Cada uno
      levanta su vaso. El padre de Bea, que aún no ha podido agenciarse una bebida,
      levanta  la  cámara.  ¡¡CHIN  CHIN!!  A  continuación  sólo  se  oye  el  sonido  de
      botellas y vasos que chocan entre ellos.
      Poco después
      La  fiesta  continúa.  Todo  el  mundo  se  lo  está  pasando  muy  bien  esta  tarde.  El
      cumpleaños  de  Bea  es  una  excusa  para  que  reine  el  buen  humor.  Los  más
      lanzados han improvisado una pequeña pista de baile. La gente no se quita las
      máscaras ni para ir al baño. Pero hay un pequeño detalle que estamos pasando
      por alto. Hace rato que Bea ha llegado a la fiesta y todavía no ha hablado con
      Sergio. Sí que se han visto, ¡claro que se han visto!, pero no se han acercado ni
      para saludarse. ¿Qué pasa?
        Puede que la presencia de sus padres haya intimidado a Bea, que no quiere
      realizar la presentación oficial de su novio. Esa postura sería comprensible. Sobre
      todo, si tenemos en cuenta que en las últimas semanas ha tenido algún que otro
      roce con su padre en lo relativo a novios. Está claro que ninguno de los dos ha
      hecho nada por acercarse al otro. Y todo el mundo sabe que, cuando una persona
      ama a otra, hace lo imposible para que esto suceda, aunque la persona amada se
      encuentre al otro lado de la calle y, en medio de ésta, haya una manifestación de
      un millón de personas.
      La semana anterior
      Bea  se  da  una  última  oportunidad:  irá  a  visitar  a  Sergio  una  vez  más.  En  las
      últimas  visitas  no  se  ha  sentido  muy  cuidada.  Claro  que  él  es  quien  tuvo  el
      accidente,  pero  eso  no  es  óbice  para  que  ella  también  necesite  su  dosis  de
   249   250   251   252   253   254   255   256   257   258   259