Page 251 - Abrázame Fuerte
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Pasa el tiempo y la gente empieza a impacientarse. No es una espera muy
      cómoda.  Sergio  hace  un  pequeño  gesto  con  la  mano  y,  sin  querer,  roza  la  de
      Silvia. Como dos imanes, las manos se quedan enganchadas. Ella no se lo puede
      creer.  Aunque  no  es  totalmente  oscuro  y  están  rodeados  de  personas,  parece
      como si estuvieran los dos solos. Sergio dibuja una pequeña caricia en la palma
      de la mano de la chica, ella nota el cosquilleo e, inmediatamente, sacudida por
      todo lo que ese leve roce le ha hecho sentir, la retira.
        « ¡Qué  estoy  haciendo!  —se  dice—.  ¡Ésta  es  la  fiesta  de  Bea!» .  Silvia
      corrige la posición y le da la espalda al chico, pero lo que más le gustaría es
      darse la vuelta y cogerle la mano otra vez.
        Los  minutos  pasan  lentos.  Todos  están  mirando  la  puerta  de  entrada.  Es  el
      único lugar por donde se cuela algo de luz. Alguien rompe el silencio con una
      broma:
        —Creo que Bea ya ha entrado y no nos hemos dado cuenta…
        Algunas personas ríen y otras piden silencio:
        —¡¡¡Shhhhhht!!!
        Silvia está inquieta. « Que llegue ya, por favor, o ¡me mueroooooooo!» . En
      ese instante nota el calor de otra mano que coge la suya. Entonces, las palabras
      que Sergio le susurra al oído consiguen ponerle la piel de gallina:
        —Es que si no te cojo me caigo…
        Silvia  no  dice  nada.  Está  de  espaldas  a  él,  y  rodeada  de  gente.  Aunque  el
      comentario que le ha hecho el chico le parece una excusa barata, no puede pasar
      nada. Está claro que, para sostenerse, no necesita cogerle la mano, pero lo mejor
      que puede hacer es no darle importancia, así que deja que él se agarre de ella.
      Hay  algo  en  ese  gesto  que  le  gusta,  pero  sabe  que  las  caricias  que  ambos
      empiezan a intercambiar sin que los vea nadie no están nada bien.
        De pronto, ¡al fin!, alguien abre la puerta del bar. Se nota que todos hacen un
      esfuerzo  por  seguir  escondidos  pero  la  risa  de  muchos  los  delata.  A  contraluz,
      Silvia ve dos siluetas. Una más baja y la otra más alta y…
        ¡¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS, CENICIENTA!!!!!!
        Como  por  arte  de  magia,  su  mano  pierde  la  de  Sergio.  El  dueño  del  bar
      enciende  las  luces  y,  mientras  algunos  aplauden,  otros  tiran  serpentinas  de
      colores. Bea está completamente conmocionada. Abre los ojos como platos. Ve a
      una  masa  de  gente  a  la  que  no  puede  reconocer,  porque  llevan  máscaras.  Le
      tiran confeti, serpentinas y cantan la canción de Cumpleaños feliz, desentonando
      y desafinando.
        Bea  se  ve  forzada  a  reír.  Tiene  ante  sí  lo  que  viene  a  ser  su  fiesta  de
      cumpleaños.  Algunos  compañeros  de  clase  se  le  acercan  para  felicitarla.  Bea
      parece  una  cantante  de  rock  rodeada  de  fans  que  quieren  tocarla,  besarla  y
      abrazarla.
        La chica se deja querer. Éste es su día, y ella es la protagonista. Ahora que
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