Page 247 - Abrázame Fuerte
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—Es que… si no sale… Y si yo salgo y… tú después… La fiesta de Bea…
y…
Marcos se pone frente a ella, la agarra de los brazos y la mira. Trata de
calmarla, pero no lo consigue. Lo de Atreyu no ha funcionado, y ahora tiene a la
chica delante, medio delirando, a punto de llorar, sin encajar bien las frases,
nerviosa y…
El tiempo se detiene. De pronto, todo se detiene. El mundo deja de girar, las
mariposas interrumpen su aleteo, una gota de agua no llega al suelo… Marcos
acalla a Estela con un dulce beso. De esos que hacen que el mundo se detenga.
Mientras tanto
Silvia vuelve a llamar a Bea. No contesta. Tiene el móvil apagado. Decide llamar
a su casa. Revisa su agenda, pero no encuentra el número. Normal. Hace siglos
que no llama al fijo de su amiga.
Entonces recuerda una vieja agenda de teléfonos de los tiempos en que aún
no tenía teléfono móvil. Se pone a buscar por la habitación. Encuentra la agenda
junto a unos álbumes de fotos de cuando era pequeña. Busca entre las páginas
amarillentas y ¡ahí está!
Vuelve a probarlo. Salta el tono.
—¿Sí?
—Hola, buenos días. ¿Está Bea?
—No, se equivoca.
« Silvia, piensa, ¡piensa!» . Se rasca la cabeza. Llama a Ana y tampoco le
contesta. Se empieza a inquietar. Busca soluciones… La primera que se le ocurre
es plantarse directamente en casa de Bea. Pero esa opción cantaría demasiado.
Lo guay es que quede con su amiga como si se tratara de una tarde más. Si se
presenta en casa de Bea, seguro que ésta se olerá algo.
Por más que piensa, no se le ocurre nada más. Necesita que alguien cercano
a su amiga le eche una mano y esa persona sólo puede ser… ¡Sergio! No se lo
piensa dos veces y coge el teléfono. En unos segundos ha hablado con el chico,
pero éste tampoco sabe qué decirle. No tiene el teléfono de los padres de Bea.
Ahora ya hay dos personas pensando en el problema. A Sergio se le ocurre
llamar a información y pedirlo. Deja a Silvia en espera, y llama desde su móvil.
La llamada es en vano: información no da los números de teléfono de
particulares.
Entonces Silvia se acuerda de que su madre ha llamado a la de Bea para
concretar alguna de las salidas de las chicas.
—¡Qué buena idea! ¡Eres lo más! —exclama Sergio.
Al otro lado del aparato telefónico, Silvia se sonroja.