Page 85 - Abrázame Fuerte
P. 85
ama» . ¿Quieres que se acabe el mundo porque un chico no te hace caso? Te falta
práctica, Ana. No digo que te acostumbres a eso. Una siempre sufre cuando ama
y no es correspondida. Pero también aprende a llevarlo con dignidad. El mundo
está lleno de gente con ganas de amarse los unos a los otros… Sí. —Estela se
siente como una actriz que acaba un monólogo en un gran teatro y todo el mundo
aplaude. Algunas cosas que le ha dicho a Ana son cosas que Leo le ha dicho antes
en sus clases.
Ana mira a su amiga, que parece sentirse más animada. Las palabras que
ésta le ha dicho le han llegado al corazón.
—Tienes razón. ¡Vamos a algún sitio! —Ana se levanta lentamente—. Pero
con tranquilidad, ¡que te conozco!
Estela se tira sobre ella con el mismo entusiasmo que un bebé a los brazos de
su madre. Las dos sonríen, y se marchan abrazadas y haciendo eses.
—Destino: ¡el Piccolino! —grita Estela.
Ana se ríe. Estela es imposible.
—¡Nooo! ¡Otra vez, nooo!
En otro lugar de la ciudad
Marcos sale de su casa dando un portazo con rabia. Su madre le acaba de echar
la bronca porque tocaba la guitarra demasiado alto. Siempre que oye a Marcos
tocar la guitarra hace algún comentario negativo, y más desde que se murió el
padre del chico, que fue el primer maestro de guitarra del chaval.
Marcos sale a la calle malhumorado y a paso rápido. Le molesta muchísimo
que lo interrumpan cuando está componiendo, y parece que a su madre no le
gusta nada lo que toca. Busca su cartera en el bolsillo trasero del pantalón. Diez
euros con setenta céntimos. Ni uno más ni uno menos.
Pensativo y con las manos en los bolsillos, piensa que debe haber algún
cambio en su vida. Que ésta no debe continuar así. No conoce a nadie y le da
pereza hacer nuevos amigos pero ¡los necesita! Tiene que lanzarse. Ser más
abierto. Al chico se le ocurre una locura, una aventura en toda regla. Puede
parecer una tontería, pero Marcos se acaba de retar a sí mismo: hoy no vuelve a
casa sin haber hecho una amistad.
Pasa por delante de un bar y lee el cartel: « Piccolino» . Marcos se ríe. « Qué
nombre más cutre para un bar… Es perfecto» , se dice.
« Allá vamos» .
Abre la puerta de cristal, se sienta directamente a la barra y pide una
cerveza. Le sabe amarga, pero hoy es un día para probar cosas nuevas.