Page 158 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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dome su vigor, porque, si no, no seguiré entrando en tal aposen
to. Ojalá que, poderoso, creciera como hierba en la estepa junto a
mí. Ojalá que, como una barca de río, estuviera firmemente en
mi tranquilo muelle.
Inanna, en verdad, difundió ampliamente el lamento de Urnam
ma. Hizo poderosa la fama del rey, comunicando su asesinato por
todos los lugares.
Entre lágrimas y lamentos, Inanna decretó finalmente el desti
no de Urnamma:
— Que tu noble nombre sea aclamado. Que tu cetro sea reco
nocido en todos los lugares, arriba y abajo. Que Sumer y Akkad,
en tu palacio, aclamen tu fama. Los canales que tú excavaste, Enlil
los volverá a llenar de fecundantes aguas. Las amplias tierras, que
hiciste productivas, renacerán repletas de plantas. El cañaveral que
sacaste del agua se llenará de canoras aves. El cereal se multiplica
rá. Las fortalezas y asentamientos que tú fundaste conocerán la fama
de tu nombre. La gente, asombrada, admirará todo ello. ¡Oh,
Urnamma, todos aclamarán tu nombre! Además, Enlil, conocido
también como Nunamnir, el «Príncipe del heroísmo», alejará a tu
malvado udug.
Después de ocho lineas en muy mal estado, en donde se recuerda a los
dioses Nanna, An y Ningizzida, el texto finaliza indicando que lo
narrado es un canto de «lamentación», una composiáón a-nir.