Page 155 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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Y a su esposa Ninazimua, la noble escriba de los Infiernos, el
pastor Urnamma le ofrece en sacrificio en el palacio de ella un
yelmo con las excelsas orejas de un sabio, hecho de alabastro, un
estilete de bronce, emblema del escriba, una regla de medir de
lapislázuli, una caña de una medida ninda de longitud.
Aquí existe una laguna de unas cuatro líneas — con algunas palabras
legibles— , en las que continuaba la relación de ofrendas hechas por
Urnamma.
Después de que Nergal, el rey de los Infiernos, hubo arreglado
todo, después de que Nergal hubo coordinado todo, los Anunnaki
lo protegieron e hicieron sentar a Urnamma sobre un gran trono
del Mundo Inferior. Fijan y preparan un lugar de residencia para
él en el Kiur. De acuerdo con la decisión de Ereshkigal todos los
soldados que han sido pasados por las armas, todos aquellos que
murieron violentamente, fueron entregados al rey. Urnamma asig
nó a cada uno su lugar. Junto a su amado hermano Gilgamesh él
emite las sentencias del Mundo Inferior, emana las ordenanzas de
los Infiernos.
Durante siete, durante diez días completos, los lamentos de
Sumer llegaron a mi rey. Los lamentos de Sumer llegaron, final
mente, a Urnamma. El llanto se extendió sobre las murallas de Ur,
que no había podido acabar, sobre su nuevo palacio, que había
levantado sin poder disfrutar de él.
Urnamma, el pastor, que no podría ya cuidar de su casa, ento
nó una lamentación. Ya no podría estrechar en su seno a su espo
sa, ya no podría sentar a sus hijos en sus rodillas, ya no podría lla
mar cariñosamente por su nombre a sus hermanas pequeñas. No
podría llevar su vigor a la madurez.
La familia de mi rey lloró desconsoladamente. El fiel pastor se
derramó en un llanto que partía el corazón:
—En cuanto a mí — se lamentaba Urnamma— he aquí cómo
se me ha tratado. En verdad, yo servía bien a los dioses, levanté
altares para ellos, preparaba para ellos el alimento cotidiano. Asegu-
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