Page 153 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
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El  carro  del  dios,  como  una  tormenta  de  lejanos  días,  avanzó
    de  manera  majestuosa.  El  dios  ni  se  inmutó;  pronunció  palabras
    que  no  agradan  al  corazón:
       — La  situación  de  Urnamma, ¿qué  me  importa  a  mí?


       Al  Aralli,  el  lugar  principal,  la  cabeza  de  la  tierra,  fue  llevado
    Urnamma, el hijo de Ninsun, sin haber agotado todavía todo su vigor.
    Los soldados que le  acompañaban le siguen, lamentándose  a su lado.
    En  un  país  distante, como  si  fuera  Dilmun,  un  lugar para  él  desco­
    nocido, allí  hundieron la nave funeraria. Fue  reducida  a pedazos. Sus
    remos, su  mástil, su  quilla y su  timón fueron despedazados. Su  tablas
    fueron rotas, su trinquete fue quebrado. Finalmente, todo quedó hun­
    dido, todo  fue  llevado  al  amargo  polvo. El  rey  se  sentó  al  lado, jun­
    to  a un  asno  que  ritualmente  fue  enterrado  allí.


       El  aspecto  del país  cambió. La dignidad  del país fue  alterada. La
    marcha  hacia  el  Mundo  Inferior  era  un  camino  desolado.  El  rey
    no  podía  avanzar.  El  carro  en  el  que  iba  estaba  atascado  a  causa
    del barro. Era intransitable. Urnamma  no  podía  avanzar.


  :    Arribado  al  Infierno,  Urnamma  da  regalos  a  los  siete  porteros
    del  Mundo  Inferior,  a  los  famosos  reyes  que  habían  muerto.  El
    ishib,  el  lumah,  la  mndingir — todos  ellos  cargos  sacerdotales,  que
    habían sido  escogidos por oráculo—  informaron al pueblo  del Más
    Allá  de  la  llegada  del  rey.  Un  tumulto  se  alzó  en  el  Mundo  Infe-
  I;  rior. Aquellos  personajes,  que  habían  muerto,  dieron  la  noticia  de
  ::·  la llegada  de  Urnamma. Por  el Mundo  Inferior se  expandió  aque­
    lla  nueva.

       El  rey  sacrificó  bueyes,  ofreció  innumerables  ovejas. A  los  que
    allí  estaban  les  dejó  sentarse  al  enorme  banquete  que  había prepa­
    rado. Sin  embargo, el  alimento  del  Más Allá  es  amargo, el  agua  era
    sangre.
       El  corazón  del  fiel  pastor  conocía  las  reglas  del  Mundo  Infe­
    rior.  El  rey  presenta  ofrendas  de  comida  del  Mundo  Inferior.


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