Page 161 - Lara Peinado, Federico - Leyendas de la antigua Mesopotamia. Dioses, héroes y seres fantásticos
P. 161

qué  me  has  abordado? Joven  señor, nuestra  conversación  ha  termi­
    nado.  ¡Desaparece!  Otros  ya  han  intentado  esquivar  a  mi  madre  y
    sólo  han  conseguido  enfurecerse  ante  mi  negativa.
       Pero Enlil, tras haberla interpelado, se dirigió nuevamente a Sud:
       — ¡Bien!  Debo  hablar y  discutir contigo, ¿quieres  ser mi  mujer?
    ¡Bésame, mi  querida  de  ojos  embelesadores, y  después  decide!
       Apenas  estas  palabras  habían  salido  de  la  boca  de  Enlil,  cuando
    ella  entró  rápidamente  en la  casa  cerrándole la  puerta  ante  sus  na­
    rices.
       Vuelto Enlil, totalmente conmovido, a su templo, viendo con cla­
    ridad  que  aquella  joven  le  interesaba,  llamó  a  su  fiel  mensajero
    Nuska.
       — ¡Rápido,  Nuska!  He  aquí  mis  instrucciones  sobre  este  asun­
    t ó le   voy  a  enviar  a  Eresh, enclave  de  antiguos  orígenes, la  ciudad
    de  Nisaba, a  fin  de  que  repitas  sin  dilación  a  una  diosa lo  que  voy
    a  decirte.
       Tras  detenerse  unos  instantes  e  inspirar  una  profunda  bocanada
    de  aire, prosiguió  Enlil:
       — Te  voy  a  dar  a  conocer  mis  deseos  por  el  presente  mensaje.
    Di  lo  siguiente:  «Quiero  casarme  con  tu  hija:  dame  tu  consenti­
    miento. Te envío estos presentes personales, acepta también mis rega­
    los  de  boda.  Soy  Enlil,  nacido  de  Anshar,  el  muy  augusto,  el  rey
    del  cielo  y  de  la  tierra. Tu  hija  tomará  el  nombre  de  Ninlil  y  será
    conocida  en  la  totalidad  del  mundo  como  tal. Le  ofrezco  todas  las
    riquezas  del  Gashishshua;  le  daré  como  habitaciones  privadas  el
    Kiur, uno  de  los  sectores  preferidos  de  mi  casa. Vivirá  conmigo  en
    el  grandioso  palacio  del  Ekur.  Conmigo  ella  determinará  los  des­
    tinos y  distribuirá  los  poderes  entre  los  dioses Anunna, los  grandes
    dioses. En  cuanto  a  ti  te  confiaré  la  vida  de  los “ cabezas  negras” .»
       Su  mensajero  Nuska le  escuchaba  con  total  atención, repitien­
    do  mentalmente  las  palabras  que  iba  oyendo.  Enlil  proseguía  di­
    ciendo:
       — Cuando  tú  llegues  allí  abajo,  Nuska,  la  encantadora  mujer
    elegida  por  mi  corazón  estará  cerca  de  su  madre.  N o  te  acerques
    con  las  manos  vacías:  con  tu  izquierda  entrégale  los  tesoros  que


                               -a.  167  _
   156   157   158   159   160   161   162   163   164   165   166